¿Qué tiene que tener un juego para ser el mejor del año? Me gusta pensar que no es el que más venta genera, ni el más popular, ni aquel cuya compañía o desarrolladora es más poderosa. Personalmente, todos los años hay uno o dos que me genera sensaciones muy fuertes, que me impacta de una manera personal por su estética, su historia, su relación personal conmigo; pero profesionalmente siempre acabo admitiendo que muchos de esos videojuegos no tienen lo que hay que tener para convertirse en GOTY.
De primeras, de un juego destinado a luchar por ser el mejor del año se espera algo muy concreto: que aporte ALGO novedoso. A diferencia del medio audiovisual (películas, series…) el videojuego aporta una faceta jugable que está en constante cambio. Un posible GOTY, aparte de hacer bien todo lo esperable (gráficos, narración, jugabilidad…) tiene que demostrar que aporta algo que sólo los videojuegos pueden dar. Matizo de nuevo que no extrapolo a todos los videojuegos, al fin y al cabo, forman parte de la industria del entretenimiento y esa es su principal función, pero un GOTY tiene que ser algo más y, sinceramente, tenemos suficientes juegos, pese a lo mal que se ha dado en este campo (y en todos) el 2020.
Esto significa, a efectos prácticos, que dentro de los nominados hay algunos juegos que no deberían estar. Doom Eternal, Animal Crossing: New Horizons o Final Fantasy VII Remake son algunos de ellos porque, si bien son sobresalientes en lo que hacen, no provocan que el videojuego avance. No hay un paso adelante que, por contra, sí que se produce en juegos como Ghost of Tsushima, Hades o The Last of Us parte 2 que están incluidos también entre los nominados.
Hay una tercera opción a considerar y son los juegos que no estaban como nominados y que deberían haberse tenido en cuenta por su gran aportación al mundo de los videojuegos. Es el caso de Half Live Alyx que es un juego narrativamente sobresaliente, gráficamente espectacular y que abre camino a muchos videojuegos que vendrán después. No sé cuál es el motivo para haberlo dejado fuera de la lista, pero sin duda habría sido para mí un firme candidato a juego del año.
Digo esto porque HLA es una pequeña revolución en este ocio nuestro. No es el juego de la pandemia, como pasa con Animal Crossing, que nos guste o no es una continuación muy parecida del anterior, con sólo alguna novedad interesante; tampoco es el más popular o el más esperado, pero aun así hace bien todo lo que presenta y todavía se atreve a innovar. Ni siquiera el hecho de que se trate de un juego de realidad virtual que requiere de unos requisitos concretos (empezando por unas gafas de realidad virtual) puede empañar que se trate de una auténtica maravilla.
#TheGameAwards2020 nomina juegos que no deberían estar y deja fuera a otros importantes. Clic para tuitearOtro nominado que debería haber optado a juego del año es Genshin Impact, un juego que ha cambiado el paradigma de los juegos free to play. Un pequeño portento que puedes jugar en cualquier trasto que tengas en casa. 100% gratis, completísimo, en castellano…vamos, que casi puedo obviar que esté copiando al Zelda.
Y la lista se completaría con unos cuantos juegos más, pero las conclusiones están muy claras. Ya hubo polémica con los nominados en su momento. Juegos que no estaban y deberían y juegos que entraron y que deberían estar fuera. Y sí, el año ha sido malo, pero eso no justifica los nominados. No se trata de que yo sea una hatter con Nintendo, pero no hay duda de que no ha sido un buen año para la compañía y la aparición del Animal Crossing entre los nominados suena a tener que meter en la lista uno de sus juegos y eso no sólo es deshonesto, sino que hace que nos planteemos si los The Game Awards han llegado a su cenit como gala de premios válida y habría que replantearse su utilidad. En general pasa con casi todas las galas, cuando la política, el marketing y los intereses en general entran en juego, se pierde la esencia y razón de ser de cualquiera de estas citas anuales.
Si yo intento ser razonable e imparcial con respecto a los juegos, qué menos que la industria también lo haga. Si me dejara llevar por los sentimientos, igual se lo daba a Final Fantasy VII Remake por su complejidad en hacer un remake de un juego tan querido con resultados tan sorprendentes. Si lo pensáis, puede que sea más difícil hacer un remake de FFVII que hacer un juego nuevo. ¿Acaso eso no es aportar al mundo de los videojuegos?
Al fin y al cabo, ha ganado The Last of Us parte 2 y yo con él tengo sensaciones encontradas. Te pueden gustar más o menos los temas que tratan (no va de zombies, va de venganza), pero, aunque narrativamente, en dirección y en apartado técnico es sin duda lo mejor que ha salido, a nivel jugable es deficiente. Como videojuego sus mecánicas en seguida se tornan repetitivas, no tiene la chicha de otros juegos como Ghost of Tsushima, es aquel “esto ya lo hemos visto” que al final no aporta nada a cómo se juegan los videojuegos.
Pero nos centramos en estos The Games Awards 2020 y, al igual que todos los años, intento centrarme en si estoy de acuerdo con los nominados y premiados y, como siempre, llego a la conclusión de que en casi todas las categorías hay alguna patinada. Seguro que no soy la única que discrepa, la pregunta que os hago es; ¿qué creéis que tiene que tener un videojuego concretamente para ser el mejor del año?