LA CASA DE PAPEL BERLÍN: no todo vale en nombre del amor.

Algunos spin-offs están justificados cuando se mezclan dos circunstancias: el hype por algo de la serie es realmente muy alto y el producto tiene de verdad algo que ofrecer. En este caso la persona de Berlín, de la serie La Casa de Papel, nos suscitaba no sólo el interés que un personaje bien construido puede crear, sino el morbo de saber que ese personaje es un sociópata, narcisista y ladrón. ¡Y cómo nos gustan los personajes grises!

La Casa de Papel Berlín o Berlín a secas (2023) es la serie derivada de aquella que tanto éxito obtuvo entre los años 2017 y 2021 y que contaba los golpes maestros de un grupo de ladrones de guante blanco. Entre ellos, nos quedamos prendados del segundo al mando, Andrés de Fonollosa, alias Berlín, interpretado por Pedro Alonso; un actor que, aunque en el mundillo del cine y la televisión desde 1994, no pegó el verdadero pelotazo hasta su estupenda interpretación como Berlín en La Casa de Papel.

Esto nos hacía suponer que se trataba principalmente de una serie para lucimiento del personaje y que, por seguir la línea de la serie principal, se vería involucrado en un robo importante, mientras a su alrededor diferentes personajes interactuaban con él. Y aunque así es, la serie se mantiene fiel a su idea de seguir ahondando en el personaje de Berlín, hasta el punto de que todo lo que lo rodea es una excusa para hablar de las motivaciones del protagonista. Y estas motivaciones, como bien sabemos, son la búsqueda constante de adrenalina y dopamina y, ¿qué hay más poderoso para generar emociones intensas que un robo y un romance?

¿Qué hay más poderoso para generar emociones intensas que un robo y un romance?

Berlín se mueve por aquellas cosas prohibidas. Un hurto está penado por la ley, un idilio con una mujer casada está penado éticamente. Mezclar ambas cosas tiene consecuencias explosivas. En ese sentido, también sigue la línea de la serie original en el que diversos personajes tenían romances entre sí. Algunos absurdos, otros inofensivos, muchos de ellos poniendo en peligro la misión. También los había que nos tocaron la patata, consiguiendo ese síndrome de Estocolmo, esa identificación con los malos, los ladrones.

Y cuando ya nos tienen dentro (2 temporadas, la primera en 2 partes, la segunda en 3 partes, concretamente), sacan Berlín y no necesitan trabajárselo mucho para generar esa empatía porque todos estamos pensando en cómo será ese golpe maestro que les hará llevarse un montón de millones y cómo y quiénes serán los que pongan en peligro esa misión. Lo que no nos esperábamos es que fuese el propio Andrés quien, en nombre del amor, ponga en jaque a todos y todo.

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Cliché de manual: un romance con París de fondo.

 

Todo esto pronosticaba una serie estupenda con esa mezcla de cosas que nos encantaron en La Casa de Papel. El problema de Berlín es que es una serie muy irregular. Tiene capítulos terribles y otros muy buenos. Incluso dentro de los propios capítulos hay escenas muy largas absurdas y momentos geniales con buenas interpretaciones.

Porque en las comedias románticas parece que todo vale.

Andrés de Fonollosa tiene un socio llamado Damián (Tristán Ulloa). Es su mano derecha y mantiene una buena actuación y leiv motiv durante los 8 capítulos. Resulta convincente tanto en su papel como en sus motivaciones y hace que la farsa que es el equipo reunido por él y Andrés se sostenga. Porque lo que es el resto… ya en la serie madre el equipo escogido me parecía absurdo (lo del personaje caótico e imprevisible de Tokio – Úrsula Corberó – siempre me ha parecido estúpido y forzado), pero aquí en Berlín vuelven a repetir, siendo aún más ilógico y metido con calzador los cuatro integrantes de la banda (Michelle Jenner como Keila, Begoña Vargas como Cameron, Julio Peña Fernández como Roi y Joel Sánchez como Bruce). Cuatro chicos jovencitos, guaperas, heterosexuales, salidos, barriobajeros y, oh, misterio, con habilidades que los hacen destacar por encima de todos. Eso sí, vamos a darles una personalidad que luego nos pasaremos por el forro en pos de que la trama nos cuadre.

El colmo es cuando ves que a estos cuatro chicos tienen el carácter y personalidad de personajes que nos gustaron de la serie principal. Así, Bruce es Denver (Jaime Lorente), Cameron es Tokio (Úrsula Corberó) y Roi es una suerte de El Profesor (Álvaro Morte). La única que se salva es Keila, pero su personaje es, en realidad, el más inconsistente, dado que la definen como patológicamente tímida y al segundo capítulo ya se han olvidado de ese detalle para dar importancia sólo a un detalle tan irrelevante como absurdo: es una virgen buenorra de 36 años.

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Aquí está el incongruente elenco de jóvenes ladrones.

 

Pero es que toda la serie va de sexo, enredos amorosos, relaciones sentimentales. Y lo hace en tal manera que tengo que agradecer que el elenco principal sólo sean seis actores. Álex Pina, Esther Martínez Lobato y el resto del equipo de guionistas se han asegurado de rizar el rizo de La Casa de Papel y que en la precuela todos los actores tengan su ración de locura amorosa y su mierder historia (esto lo digo sobre todo por Cameron) de relaciones sentimentales fallidas.

Pero esto no es lo que le da personalidad propia a Berlín. Sí que tenemos más dosis de humor, diversión y romanticismo por parte del personaje principal, pero también tenemos más locura y de esa que te hace querer tirarte de los pelos. Creo que su intención era hacer una comedia romántica con un gran hurto como telón de fondo, en vez de una serie de atracos en la que hubiera conflictos con los personajes. En ese sentido lo han conseguido, pero decepcionará a aquellos que esperaban ver la genialidad de El Profesor en las personas de Andrés y Damián y un robo a la altura de lo que ya conocemos.

Pero como esa no es la intención, la policía no hace su aparición hasta los últimos capítulos y más como ese paso inevitable que hay que seguir en el género (unos siendo perseguidos por los otros) que como algo realmente necesario. Quizás por eso se han permitido traer de vuelta a dos personajes femeninos, las inspectoras Raquel Murillo (Itziar Ituño) y Alicia Sierra Montes (Najwa Nimri) que hacen muy poco por la trama, pero que en términos de nostalgia encajan como un guante. Incluso su desenlace no importa al espectador ya que conoce por los hechos acaecidos en La Casa de Papel cómo terminan esos personajes. Y no es el único guiño o referencia a los hurtos posteriores, aviso.

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La serie consigue lo que se propone, que sonriamos cuando vemos a estas dos juntas.

 

¿Qué salva la serie de Berlín? Tiene un final muy satisfactorio. Va produciéndose un crescendo salpicado de escenas de desamor, humor y acción muy acorde con el estilo de la serie que hace que aceptemos sin rechistar todo lo que ocurre. Berlín, repito, es una serie muy irregular, tiene muchos clichés, los momentos de tensión no convencen, las historias de los cuatro chicos antihéroes son absurdas y la trama, en general, no termina de cuajar. Ni siquiera el propio Andrés consigue convencer con su historia de amor con Camille (Samantha Siqueiros) y su enfrentamiento con Polignac (Julien Paschal). Pero sí, entretiene de forma satisfactoria, no se hace pesada y deja buen sabor de boca. A un spin-off de 8 capítulos no se le puede pedir mucho más.

Berlín

5.9

NOTA GLOBAL

5.9/10

Destaca en:

  • Es entretenida.
  • El personaje de Berlín es lo caótico que esperamos.
  • Tiene un final satisfactorio.
  • Los guiños y homenajes son agradables.

Podría mejorar:

  • La trama hace aguas.
  • Los 4 chicos de la banda son personajes estúpidos y poco creíbles.
  • Actuaciones irregulares. Se salvan Pedro Alonso y Tristán Ulloa.
  • Irregular en cuanto a la calidad de los capítulos.

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II

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