FIREFLY: la serie que nos enseñó a amar a los vaqueros espaciales

Cuando hablamos de aquello que conforma nuestra cultura hay obras que decimos “tienes que verlas” como si nuestro conocimiento estuviera incompleto si no lo visionamos (o leemos, o jugamos, etc) y a veces es por algo tan simple como conocer un concepto, no tanto como porque sea una obra maestra o alterara el orden lógico establecido hasta ese momento.

Firefly (2002) es uno de esos ejemplos dentro de la cultura friki. La serie de 14 capítulos (11 emitidos) sobre las aventuras de un grupo de renegados a bordo de la Serenity (una nave tipo Firefly) no revolucionó nuestro mundo, no creó conceptos ni cambió nuestra forma de entender las space operas o el western y, sin embargo, desde el momento de su emisión ha tenido millones de fans detrás deseosos de que las aventuras del capitán Malcolm y su tripulación no se quedaran en una escueta primera temporada. Prueba de ello, sin duda, es la película que se emitió tres años después, Serenity, los cómics Serenity: Those Left Behind y el documental Done The Impossible realizado por los fans llamados Browncoat en el 2006.

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Nunca pueden faltar esas tomas en el puente de mando.

Pese a todo ello, es posible que el cariño que le tengamos a esta serie provenga más de la nostalgia o el carisma de nuestro querido Nathan Fillion que de la propia serie en sí misma. Quizás porque la serie estaba basada en la máxima de que nunca hay que rendirse y, los personajes ahí dentro, y los espectadores y fans aquí fuera, deseábamos seguir acompañando a los perdedores, luchadores, soldados de fortuna, en sus peripecias por el espacio, no resignándonos, sino presionando, luchando, porque efectivamente existiera más material sobre Firefly.

Lo cierto es que Firefly no lo tuvo fácil nunca. Sabemos que la FOX nunca fue fan del proyecto de Joss Whedon (sí, el tío de Buffy Cazavampiros, Cabin in the woods, Los vengadores y otras perlas) y que todo fueron pegas; desde el formato en el que el director quería emitir (16:9) hasta el propio piloto que no les convenció, pasando por la audiencia, cuyas cifras a día de hoy habrían sido enormes pero que en el 2002 les supieron a escasas.

Sin duda, no podemos hablar de Firefly como un éxito en su momento, sino como uno de esos productos que se van empoderando con el tiempo, con el boca a boca de los fans, la facilidad de expansión que permitían internet y las redes sociales y la publicación del DVD, hasta llegar a convertirse, sin duda, en una serie de culto.

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Esta foto la pongo porque me pone cachonda Nathan/Malcolm.

Battlestar Galáctica, Stargate, Red Dwarf, El quinto elemento, Babylon 5, Starship Troopers, Perdido en el espacio, Galaxy Quest, Dune, Andrómeda, Farscape….pierdo la cuenta de las películas y series de género space opera que se hicieron antes de Firefly y que no son ni Star Trek ni Star Wars. Me quedo tranquila sabiendo que la cancelación de la serie no se encontró en la falta de interés de la audiencia por este género. Cierto que Firefly fue la primera en mezclar el género western con el de naves espaciales y que esto era arriesgado, pero, en general, los pros a favor de la serie pesaban más que los contras.

En este sentido, por ejemplo, tenemos efectos especiales y escenas de acción de gran calidad, muy superiores a otras producciones de la época, y podemos hablar de ella como realmente una buena serie de ciencia ficción; pero, por si esto fuera poco, tenemos un guion, una banda sonora al estilo western, unos personajes y un sentido del humor que complementan a la perfección las ideas que Joss Whedon tenía con respecto a la serie.

¿Qué tenía Joss Whedon en mente?

La idea de Joss Whedon era mostrar que, pese a los avances tecnológicos (la serie se sitúa en el año 2517 en un futuro donde el ser humano ha conquistado las estrellas) el ser humano seguía siendo el mismo, con los mismos problemas, los mismos dilemas, el mismo cazurrismo que impera por encima de la razón y, en fin, un ser humano incapaz de superarse en el terreno moral o ético.

Whedon quería mostrar esta “humanidad” por medio de los 9 protagonistas (Gina Torres, Alan Tudyk, Morena Baccarin, Jewel Staite, Adam Baldwin, Sean Maher, Summer Glau, Ron Glass y Nathan Fillion), pero, ya fuera por la temprana cancelación de la serie, o porque pensaba que tal y como estaba el guion estaba bien, hay varios personajes que quedan sin tratar de forma completa. Es más, el mismo protagonista, Malcolm Reynolds (Nathan Fillion) tiene un carácter cerrado y lleno de secretos, un tipo aparentemente maniqueo, que hace que, sí, sus compañeros de batalla le conozcan, pero a nosotros, espectadores, nos cueste saber qué es lo que realmente le motiva, más allá de lo obvio en un fugitivo ex combatiente.

Esto, sin embargo, no quita para que la química entre los personajes sea perfecta o que se vean reflejadas en las relaciones los principales temas que siempre preocupan al director: el feminismo, la familia no natural (es decir, la creada), la corrupción del poder y el sentido de la responsabilidad o el honor.

Y es aquí, en el tratamiento de estos temas, donde los personajes cobran más fuerza. Quizás por ello usó sólo seres humanos, o quizás porque habría sido harto complicado mostrar un western con alienígenas, o simplemente porque quería que resultase lo más realista posible y que todos tuvieran cicatrices de un pasado común (una guerra perdida) hacía las relaciones más viscerales; pero al final, es la solidez de las relaciones lo que hace que este disfuncional grupo de cazarrecompensas y fugitivos que simplemente luchan por sobrevivir pueda funcionar.

No dejo de pensar en la Arcadia y las palabras del Capitán Harlock cuando le decía al joven Tadashi que esa nave era su hogar y que allí tenían que sentirse a gusto. Trabajaban, comían y dormían, pero también practicaban sus hobbies, establecían relaciones y encontraban sus espacios para estar a solas. La Serenity es pues el marco donde esta space opera cobra más fuerza, como si fuera el décimo pasajero de la nave de transporte. Ese lugar al que volver cuando las cosas se ponen feas. Aquel que haya visto Cowboy Bebop lo entenderá.

Cierto es que no os he contado nada del argumento, ni he ahondado en los clásicos temas que sí habría tocado si fuera una serie nueva, tampoco he tocado la polémica clásica de las similitudes entre Cowboy Bebop y Firefly, pero he empezado diciendo que un pedacito de corazón friki está reservado para joyitas como esta que es Firefly así que entiendo que muchos de los que leáis este análisis lo haréis pensando en revivir las sensaciones que ya en su día sentisteis al ver la serie. A los que no, creo que puedo acudir a los clichés: ¡tíos, Nathan Fillion es un vaquero espacial haciendo chascarrillos mientras acepta misiones al margen de la ley en su nave espacial! ¡Vendido!

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Firefly

8

NOTA

8.0/10

Destaca en:

  • Hoy la puedes encontrar en Netflix
  • Los fans han conseguido que sigamos teniendo material de Firefly
  • La mezcla perfecta de western y space opera
  • Nathan FillionEl elenco femenino, lleno de mujeres que rompen estereotipos.

Podría mejorar:

  • Que se cancelara.

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II

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