GUARDIANES DE LA GALAXIA 3: la historia de Rocket.

Siempre digo que salvo con los dedos de una mano las películas que me parecen realmente geniales del Universo Cinematográfico de Marvel. Sin embargo, la existencia de la que parece que será finalmente una trilogía (¿quién puede predecir el futuro y los caprichos de James Gunn?), hacen que para incluir a Guardianes de la Galaxia me haga falta la otra mano.

No nos confundamos, Guardianes de la Galaxia 3 (2023) me ha gustado tanto que hubiera seguido esperando más tiempo (aún) a que James Gunn terminara con sus colaboraciones con DC (Escuadrón Suicida en 2021 y Peacemaker en 2022) para ver ese final decente a las aventuras de los Guardianes. Sinceramente, desde Los Vengadores Endgame (y quizás Spider-Man: No Way Home) no teníamos algo tan bueno y miedo me da que James Gunn se vaya definitivamente a DC.

ANÁLISIS DE GUARDIANES DE LA GALAXIA 1 Y 2

La premisa, de primeras, no es nada del otro mundo. Los Guardianes están aprendiendo la nueva convivencia en Sapiencial (Knowhere, la “nave” con forma de calavera donde van a parar todos los viajeros intergalácticos) y que ahora es la nueva base de operaciones de los Guardianes, así como de Kraglin Obfonteri (Sean Gunn) y su gente. De repente, son atacados por Adam Warlock (Will Poulter) quien trata de secuestrar a Rocket (Bradley Cooper) por orden del científico megalómano conocido como Alto Evolucionador (Chukwudi Iwuji). Pese a fallar en su cometido, Rocket queda gravemente herido y Peter Quill (Chris Pratt) y el resto de los Guardianes deciden viajar al Orgoscopio para obtener el código de anulación de muerte instalado en el interior de Rocket. Para ello, deberán pedir la ayuda de la nueva Gamora (Zoe Saldaña) y los Devastadores.

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¿Quién puede resistirse a los Guardianes de la Galaxia en modo Power Rangers?

 

Como todo buen road trip, este viaje contrarreloj para salvar la vida de su amigo lleva a Quill y sus amigos por media galaxia viviendo aventuras trepidantes. El ritmo es frenético, el humor es constante y los cameos son deliciosos. Creo que la sola presencia (nuevamente) de Sylvester Stallone como el devastador Stakar Ogord y de Nathan Fillion como el Master Karja justifican la espera para visionar Guardianes de la Galaxia 3.

Y es que no hay nada mejor que sentir que esta tercera parte mantiene la frescura de las otras dos, mientras ves cómo los personajes evolucionan de una manera tan orgánica como lógica. El caso de Groot (Vin Diesel) es evidente; hemos visto cómo el árbol humanoide iba pasando por las distintas fases del crecimiento-nacimiento-retorno a lo largo de la trilogía. Mantis (Pom Klementieff) y Drax el Destructor (Dave Bautista) simplemente se sienten más cómodos entre los Guardianes. Pero en la que realmente hallamos un cambio es en Nébula (Karen Gillan) quien habiendo superado los traumas provocados por Thanos comienza a encontrar en los Guardianes a su verdadera familia.

Y ahí está la palabra clave: familia.

Guardianes de la Galaxia 3 es la historia de una familia. Y ríete tú de Fast&Furious y los Toretto frente a esta familia de desequilibrados y marginados sociales que no intentan encontrar aceptación, sino amor. Ese amor de tipo filial más que amistoso, un amor con el que sabes que nunca estarás solo.

Posiblemente, por esa razón, la película peca a veces de escenas muy emocionales. Habrá personas a las que esta emotividad les resulte excesiva, pero yo entiendo que esta relación familiar que James Gunn ha puesto sobre la mesa, gestándose desde la primera Guardianes de la Galaxia, justifica que la afectividad elocuente no esté reducida a los momentos más catárticos, sino esparcida durante las dos horas y media de metraje, haciendo que entendamos que aquello que los Guardianes están haciendo por Rocket es lo que uno haría por un hermano.

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Nathan Fillion forma parte de los guardias de Orgosphere en una de las tramas más vistosas de la película.

 

Y eso a nivel argumental es de lo que más me ha encantado y más digno de mencionar porque técnicamente hay poco que comentar. Guardianes de la Galaxia sigue teniendo una factura altísima, pero es que, además, tiene uno de los universos de ciencia ficción más contundentes de la literatura y el cine, presentándonos mundos, ecosistemas, razas, especies… tan diferentes, tan únicos, tan poco antropomórficos (¡por fin!), que la riqueza visual de la película está fuera de toda duda.

Lástima que, esta vez, la música no esté a la altura. Es buena, pero no te provoca una sonrisa tonta en el rostro como sí lo hizo aquella primera película de Guardianes de la Galaxia. Quizás por eso, por ese listón tan alto, esa escena post-créditos (la primera de las dos que hay) devuelve la música y, por tanto, la historia, a sus orígenes como debe hacer toda buena trilogía que se precie, cerrando el círculo de forma tan satisfactoria.

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La aparición de Adam Warlock (todavía un recién nacido mentalmente) y su “madre” Ayesha, emperatriz del pueblo Soberano auguran una nueva época en Marvel.

 

¿Qué más se le puede pedir a una space opera?

Poco más, esa es la verdad. Tiene buen ritmo, no se hace pesada, es equilibrada, tiene un malo al que podemos odiar, interpretaciones correctas, es continuista con las historias, el humor y los personajes y, por fin, nos hace conocer el pasado de Rocket, ese mapache enigmático y tremendamente inteligente que tan esquivo es siempre a la hora de hablarnos de él mismo. ¿Podría ser acaso que enfrentarnos a nuestro pasado y superarlo sea la moraleja real de Guardianes de la Galaxia 3? ¿Quizás de toda la saga?

Al contrario que casi todas las películas del UCM (quizás con excepción de las de Spider-Man) Guardianes de la Galaxia sirve a un propósito mayor que el mero entretenimiento. Se han necesitado tres películas y mucha marcha para contarnos cómo un grupo de variopintos inadaptados han ido evolucionando, han superado sus traumas y aunque puedan seguir buscando su sitio en el mundo, son capaces de enfrentarse al futuro con la cabeza bien alta. Porque para ayudar a los demás, primero hay que ayudarse a uno mismo.

Guardianes de la Galaxia 3

9

NOTA GLOBAL

9.0/10

Destaca en:

  • El tono intimista de la saga, realzando las relaciones entre personajes, sigue siendo su fuerte.
  • Personajes auténticos, destacando Nébula.
  • Aporta más que mero entretenimiento.
  • Visualmente preciosa y con mucha riqueza de contenido.
  • Muy divertida.

Podría mejorar:

  • La música es un poco peor que la de las dos entregas anteriores.
  • A veces peca de demasiado emocional.
  • Os perderéis algunas referencias si no veis el Especial de Navidad de Guardianes de la Galaxia (podéis encontrarlo en YouTube).

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II

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