No deja de sorprenderme cómo las grandes multinacionales cogen ideas y tendencias pasadas de moda o muy vistas, le dan un par de retoques por aquí y por allá y nos lo presentan como un producto completamente nuevo que hace que todo el mundo pierda la cabeza, como los I-Phone, las pelis de Star Wars, Call of Duty, o los cuentos de príncipes y princesas.
Y es que desde que Disney decidió volver a probar suerte con el género de las princesas en su estupenda Enredados, no ha hecho más que acertar una vez tras otra, pasándole a veces incluso la mano por la cara en calidad y en éxito a su hermana, Pixar.
Porque al César lo que es del César, y seamos sinceros, a nadie se le da tan bien hacer historias cursis de príncipes y princesas como a los padres del ratón Mickey. Puede que ellos no inventaran el género, pero mi sobrina tiene una mochila en la que salen una docena de princesitas con vestidos pomposos y pelos de colores y en ella no están ni Buttercup ni Zelda… lo que me hace pensar que algo anda muy mal en este mundo; pero eso es una guerra que no vamos a librar ahora.
Vaiana (Moana 2016) viene a ser la vete-tú-a-saber-cuál iteración de Disney en el fantástico, fabuloso e inexplicablemente magnético mundo de las princesas. Esta vez Vaiana (porque así se llama la afortunada princesita) deberá emprender un largo viaje hacia tierras remotas en busca de una solución para el problema de su familia, algo así como hizo Mulán, pero con un poco de Enredados de por medio, ya que para conseguir su objetivo necesita la ayuda de Maui, un semidiós muy pagado de sí mismo y que derrocha carisma en cada una de sus frases.
Vaiana no es una película que venga a reinventar el género, como ya lo hizo Frozen unos años atrás con su arriesgada apuesta, o Enredados un poco antes con esa nueva puesta en escena mucho más humorística y carismática. Pero Vaiana ciertamente tiene un poco de las dos, y aunque argumentalmente carece de todo dramatismo y abandona en el intento de sorprendernos con algún giro de guión que no veamos venir desde muchos minutos antes, sabe hacerse querer como la que más, ya que la fuerza de sus personajes y la contundencia visual del film son irreprochables.
Bonita no, lo siguiente.
Decir que Vaiana es una película que entra por los ojos es quedarse corto, y es que el trabajo que ha hecho Disney con todo lo relacionado con el diseño, el arte y la tecnología que da vida a su mundo y sus personajes están a un nivel muy pocas veces visto, toda una explosión de color y de animación que dejará atónitos a pequeños y grandes. Los personajes de Vaiana respiran, es difícil de explicar, pero transmiten una sensación de estar vivos que muy pocas veces he visto en una cinta de animación 3D.
Sin embargo, en la otra cara de la moneda está el apartado sonoro (al cargo de Lin-Manuel Miranda) que, si bien resulta un acompañamiento excelente al film y ralla muy buen nivel mientras acompaña en algunas escenas, cae hasta lo más bajo cuando más tendría que brillar, durante las canciones, y sobre todo en la versión en castellano, quedando en este aspecto a años luz de Enredados o de Frozen, por mucho que haya sido nominada a los Globos de Oro.
Previsible, poco innovadora, pero…
Como ya he dicho antes, Vaiana no va a pasar a la Historia por ser una película innovadora en ninguno de sus aspectos. Sí que hay que concederle que Vaiana como princesa esté más cerca de las estoicas y valientes heroínas de Ghibli que de Ariel, Yasmine y el club de las remilgadas y canónicas princesitas de cuento, cosa que parece que empieza a inclinar poco a poco la balanza al que, creo yo, es el lado correcto. Pero aparte de eso poco se le puede conceder al film en materia de aportación al medio.
Y sin embargo la película sabe cómo mantenerte atrapado de principio a fin gracias a su tempo, un ritmo perfectamente marcado en el que siempre está pasando algo, en el que cada momento de la trama está en ese sitio por una buena razón y en el que los detalles argumentales ocupan el espacio justo que se merecen. Es difícil aburrirse con una historia que ya conoces si el que te la está contando lo hace con la pasión con la que lo hace Vaiana.
Finalmente Vaiana viene a reafirmar algo que llevamos diciendo en Generación Friki desde hace bastante tiempo, y es que ir al cine a ver una película de animación suele ser casi siempre una apuesta por la diversión difícil de perder, siendo hoy por hoy uno de los géneros que menos decepciones y más sorpresas me ha dado en los últimos años, algo que ni el mismísimo Batman ha conseguido… aunque posiblemente lo haga con la próxima Lego Batman. Vaya, esa también es de animación.
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Después de leer el post… ¡¡ya me entran ganas de ir a verla!!
Parece que Disney está haciendo los deberes y devolviendo a los personajes femeninos un perfil menos pérfido o ñoño, más valiente y proactivo. Les felicito! tal y como lo hago a los creados de Generación Friki que siempre se adelantan a los estrenos para sacarnos de dudas de si merecerá la pena la inversión de ir a ver una peli u otra. ¡Feliz Año!