RAYA Y EL ÚLTIMO DRAGÓN: ya sabéis, princesas, estereotipos y cero sorpresas.

Disney vuelve a la carga en el 2021 con Raya y el último dragón, una sencilla historia para niños (sí, he puesto para niños, seguid leyendo), compuesta por un guion simplón y efectivo, un mundo preciosista y una ejecución de sota, caballo y rey. Es decir, nos encontramos ante una película de animación sin sorpresas, totalmente de manual y de la que no os destripo nada si os digo que la moraleja va de la confianza. Una especie de frase cliché que viene a decir que, aunque todo el mundo te traicione constantemente, en algún momento alguien no lo hará. O por lo menos no lo hará en el último instante, ese tan decisivo para que todo se arregle. Y no, no es spoiler, creo que a estas alturas todos sabemos que las películas de Disney siempre tienen happy ending.

Pero dejando de lado los chascarrillos baratos de ironía contra el cine de Disney, veamos de qué va Raya y el último dragón, qué aporta al mundo de la animación en general y de la filmografía de Disney en particular y si merece la pena visionarla.

Kumandra es un bello país donde los dragones traen agua y vida; este equilibrio se va al traste cuando aparecen los Druun, espíritus que absorben la vida, petrificando a todos a su paso. Cuando los dragones se sacrifican para revivir a los humanos, su poder queda sellado en la piedra del orbe. Desgraciadamente, las 5 tribus en las que se divide Kumandra luchan por hacerse con él, desencadenando de nuevo a los Druun. Raya, con la ayuda de diversos personajes que van uniéndosele por el camino, intenta encontrar a Sisu, el último dragón, para que le ayude a derrotar a los Druun y a resucitar a los convertidos en piedra.

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Lo mejor que se puede decir de Raya y el último dragón es que es un muy buen intento de la compañía Disney en intentar seguir haciendo su cine clásico y a la vez adaptarse a tiempos más modernos con otros requerimientos tanto en la animación como en las historias. Aquello que el estudio Ghibli lleva décadas haciendo y que tímidamente Disney experimentó con Vaiana, ahora se hace más evidente con protagonistas como Raya: puedes hacer mujeres guerreras, aventureras, con misiones que cumplir que no tienen nada que ver con encontrar marido y cuyas circunstancias no dependen de ningún príncipe azul que las rescate. Y todo esto haciéndolo bien. (quizás por eso nos gustaba tanto Mulán, ¿verdad?, asomando la patita de mujeres empoderadas).

Raya es una joven que sólo tiene una idea en la cabeza: salvar a su padre y proteger a su país. Los defectos que tiene (los que te muestran, porque la película apenas habla de ella como ser humano) tienen que ver con haberse hecho mayor en un mundo desolado sin más compañía que la de una mascota (de diseño muy original, por cierto) y desconfiando de todos con los que se cruza. Nada que no hayamos visto por ejemplo en películas como Mad Max, sin ir más lejos, siendo una actitud no sólo lógica, sino muy sensata en la Kumandra en la que vive, pero que aquí se ve como algo malo. Si lo pensáis, es unsobrevive’ de toda la vida.

Pero el mundo que te presentan no sólo es muy bello, sino rico en matices. Un universo tan lleno de contenido que casi resulta mágico. 5 tribus, 5 formas diferentes de vivir y por lo tanto de tratar el entorno. Me descubrí muchas veces durante la película centrando mi atención en el colorido universo creado más que en la trama, la cual ni provocaba carcajadas ni momentos emotivos y, por supuesto, tampoco requería en ningún momento de un esfuerzo mental de concentración por nuestra parte.

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No obstante, la falta de personajes y diálogos interesantes se suple con un ritmo casi vertiginoso en el que cada nuevo miembro del grupo que se presenta viene precedido de una acción diferente y singular, siendo además las escenas de acción de bastante complejidad, destacando la persecución por el bazar. Un ritmo intenso que hace que la película en ningún momento decaiga y que hará las delicias de mayores y pequeños.

Estereotipos, hipérboles y mensajes repetidos

Raya y el último dragón es una película que de tan previsible acabas odiándola. Sabes lo que pasará en todo momento y eso, para gente mínimamente curtida, genera mucho hastío. Las incoherencias en el guion, lo estereotipado de los personajes que vuelven una vez más a ser hipersensibles y exagerados en sus reacciones y, sobre todo, el mismo mensaje de amistad y lealtad llevado a cabo de la misma manera que muchas otras veces hemos visto provoca que no me guste tanto como podría haberlo hecho si yo hubiera sido niña otra vez…o si hubieran aprovechado de veras el buen material que tenían. No obstante, dudo que haya alguien al que esta película tan palomitera no le entretenga: es agradable, no genera conflictos de ningún tipo y, seamos sinceros, ¿no tenéis ganas ya de reservar el próximo funko de Sisu con todo su pelazo a lo My Little Pony? Y ahora imaginaros a las grandes fábricas de merchandising poniéndose a funcionar a todo trapo.

Raya y el último dragón

6

NOTA

6.0/10

Destaca en:

  • Riqueza del universo construido.
  • No tenemos princesita que salvar….

Podría mejorar:

  • ...solo princesa que salva al mundo.
  • Más de lo mismo en todos los sentidos.

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. Como novelista ha publicado La Ciudad que Olvidamos (2024) y está centrada en la publicación de nuevos títulos. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II.

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