¿Quién no recuerda las grandes producciones de terror de los ´80? Cierto, los efectos especiales son hoy en día retros, por no decir cutres, y el miedo que se provocaba con sustos y cuchillos que se acercaban siniestramente ya no nos causa pavor, es más, a veces da hasta risa. Pero muchos de nosotros somos nostálgicos del género, y Los chicos del maíz es todo un clásico.
Burt (Peter Horton) y su pareja Vicky (Linda Hamilton) se encuentran de viaje por Nebraska. Por accidente llegan a un pueblo donde los adultos han sido asesinados…por los niños del lugar. Sólo con el comienzo de la peli se te quitan las ganas de tener niños, pero si encima te dicen que la razón es que estos críos siguen las directrices de su secta, guiados por una misteriosa deidad que vive en los campos de maíz que rodean el pueblo…se te quitan las ganas de comer palomitas. Obviamente, los chicos intentan asesinar a los novios.
Si alguien me dijese que Linda Hamilton ese mismo año iba a hacer de cobarde fugitiva que huye de infantes y de valiente heroína (ella es Sarah Connor en The Terminator) no me lo habría creído. No es que su actuación sea sobresaliente, como tampoco lo es especialmente la de ningún personaje, pero la idea de pensar que alguien puede cargarse a Sarah Connor parece de chiste. Sin embargo, el protagonismo en Los chicos del maíz, como no podía ser de otra forma, lo tiene el “sacerdote” que representa a la deidad, Isaac Chroner (John Franklin) y el espeluznante Malachai Boardman (Courtney Gains). Entre el fanatismo del primero, y la crueldad del segundo, creo que he dejado de fiarme de los niños que llevan traje de chaqueta y de los pelirrojos. Menos mal que en 1984 no estaba mal visto que los niños murieran, porque todos son unos pequeños cabroncetes.
Como no podía ser de otra manera, Los chicos del maíz es una adaptación del relato corto del año 1978 del mismo nombre realizado por el genio del género de terror Stephen King. La película (segunda adaptación, os recomiendo Cosecha negra, la primera película) es indudablemente peor que el libro, hasta el punto de que la podemos calificar de serie B. Esto en sí mismo no es malo, el problema es que todos sabemos (sí, menear la cabeza arriba y abajo conmigo) que hay películas que envejecen fatal, y ésta es una de ellas. No es sólo por los efectos especiales (aunque tiene narices que ese mismo año se estrenara The Terminator), sino por lo casposo que resulta todo. Un fail lo tiene todo el mundo (bravo, doctor, atiende el chichón antes que la herida de arma blanca) pero en estas películas, aunque todas tengan un componente fantástico, se necesita una explicación. ¿Por qué matar a los adultos? ¿Quién es la deidad? ¿Por qué ese comienzo tan fantástico y luego ese cambio de registro? En fin, otros directores de la época, como Narciso Ibáñez Serrador se lo curraron más en películas como ¿Quién puede matar a un niño?, (se ve que se puso de moda los niños y la temática de terror) pero Fritz Kiersch podía habérselo tomado un poco más en serio para hacer honor a las obras de Stephen King en Los chicos del maíz, por mucho que a mí me de la sensación de que King se copió de El juego de los niños (1976).
De cualquier forma, es una película entrañable para todos aquellos que la vimos en su día, y divertida para los jóvenes que la vean hoy. Si eres adulto y la quieres visionar ahora por primera vez…tendrás sentimientos contradictorios. No obstante, lanzo un guante a todos ellos: a ver quién entra ahora solo en un maizal.
(3 / 10)* Nota basada en una calificación a día de hoy. En su momento fue un bombazo.
Los chicos del maíz trailer original (demasiado gráfico si quieres ver la película después y “sorprenderte”)
Los niños del maíz, un trailer conmemorativo
¿Quién puede matar a un niño? 1976. España. Basada en la novela “El juego de los niños”
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