Decir que Hogwarts Legacy (2023) es lo mejor que se ha hecho sobre el universo de Harry Potter es decir mucho y a la vez decir nada. Por un lado, viendo la calidad de la literatura de J. K. Rowling cualquier cosa hubiera resultado una mejora. Por otro, la calidad de este videojuego compensa las muchas horas invertidas leyendo libros (sí, hasta la infame obra de teatro), viendo películas, visitando espacios como el Harry Potter Studio London o el Universal Studios Japan en Osaka o discutiendo sobre los agujeros argumentales de la saga. Hogwarts Legacy me ha hecho recobrar la fe en la magia por un lado y en el buen hacer por otro, punto.
La primera duda que nos habrá tenido a todos en vilo es: ¿me lo compro para PC o para PS5? No es moco de pavo. En mi caso, comprarlo para PS5 significaba salón, pantalla decentemente grande, comodidad, un público a mi alrededor dando por… comentando conmigo lo manca que soy para hacer volar a un novato en escoba. Comprarlo para PC significaba aprovechar al máximo esa vergonzosa e inevitable inversión en un ordenador de sobremesa tras tres años esperando que bajaran de precio los componentes. También implicaba pagar la mitad por el juego, que se dice pronto.
También existía la duda de si comprar la edición Deluxe con early access antes y poder ponerme a los mandos unas horitas antes que el resto, o asumir que, al igual que me pasa con todos los juegos, iba a ir a mi ritmo, a sacar la review cuando me apeteciera y a que todo el mundo estuviera leyendo los créditos y soltando spoilers mientras yo me pelo los mapas de arriba abajo. No, no me miréis así que todos hemos jugado a The Witcher.
¿Qué casa escoger?
Cada uno tiene su Casa. A día de hoy pocos conozco que no puedan decirme de qué Casa son. Alguno se encoge de hombros, como si les preguntara por su equipo de fútbol o su afiliación política, pero en general todos queremos que al ir respondiendo a las preguntas el juego nos asigne NUESTRA casa, y no la de los estúpidos de al lado.
No, no me miréis otra vez así. Si Hufflepuff tiene una misión extra que el resto de las Casas no tienen será porque hay un desbalanceo en su contra. ¿Alguien conoce a algún streamer que sea de Hufflepuff? Ese que miente diciendo que quiere ser distinto. Según estadísticas, los Slytherin estamos a la cabeza, luego los Ravenclaw y después los Gryffindor. Si al final Gryffindor sale victorioso ya sabemos que es porque el Dumbledore de turno ha amañado puntos.
¿Qué me está pareciendo a nivel de personajes?
Tengo la sensación de que la caracterización de los personajes es un poco básica, con pocos detalles que poder cambiar. No es que me esperase, como se ha oído tanto en redes sociales, que hubiera barbas para los chicos (¿qué queréis? si es que tienen 14-15 años), pero la poca variedad en general hace que todos tengan el mismo aire.
Quizás el mejor consejo que os puedo dar sea vincular el juego con la cuenta de Wizarding World para tener monturas, prendas de ropa y misiones exclusivas que hacen que el mencionado detalle se te olvide al instante. Aprovecho para recordaros que con esa vinculación el juego te coloca en la Casa que te salió al hacer el test.
#HogwartsLegacy es un videojuego no tanto para jugadores como para fans. Clic para tuitearSobre mi propio personaje, le encuentro muy hablador. Haceros a la idea de que llegáis nuevos al colegio con 5 años de retraso y tenéis que poneros al día con profesores, hechizos, etcétera. Esto provoca que el juego te tiene que decir las cosas que puedes hacer (estilo guía de las misiones) e imagino que habrá jugadores a los que les resulte pesado. A esos compañeros les recuerdo que Hogwarts Legacy pretende que cualquier persona, aunque no haya jugado a videojuegos, pueda seguir este.
¿Qué me está pareciendo a nivel jugable?
Harry Potter es un producto de marketing de una franquicia multimillonaria y como tal quiere llegar al jugador casual. Sí, y a tu padre gamer cuarentón que creció leyéndose los libros también. Pero sobre todo a los que consumen merchandising del Primark aunque no sepan nada de la historia. La consecuencia inevitable es que es un juego casual.
Si nos centramos en lo importante, la clave está en que la base del videojuego sea buena, porque así llegarán a un público mucho más amplio, harán una segunda parte mejorada y, soñemos despiertos, modo multijugador y mejor endgame. Todos saldremos ganando.
De cualquier forma, se trata de un juego de mundo abierto de manual. Lo reconoceréis si habéis jugado cualquiera de los tres últimos Assassins Creed o de los Horizon. Ello ayuda con las misiones secundarias, que no por ser las típicas son menos divertidas. Despejar campamentos de enemigos, abrir cofres resolviendo puzles, coleccionables, hacer de recadero… los lugares emblemáticos de la saga hacen que resulte muy grato realizar las misiones.
El sistema de combate recuerda a los de la saga Batman Arkham. Para bien y para mal. Ejem.
Lo que me ha sorprendido gratamente es la dificultad. Siendo un juego casual daba por hecho que el modo difícil sería bastante fácil y no es así. Los combates de tú contra todo el mundo mágico dan sus frutos y creo que no seré la única que muere montones de veces antes de conseguir vencer al enemigo.
También es cierto que el combate se va haciendo más y más fácil conforme avanzas porque los enemigos sólo escalan en nivel, pero siguen teniendo las mismas habilidades que al principio. ¿Un error? Para mí, sí.
Lo que sí que hubiera preferido es una vista “panorámica” del combate, una que me permita una mejor perspectiva del campo de batalla, porque muchas veces tengo la sensación de que la cámara se me pega al trasero. No siempre estaremos seguros de cuándo meter daño… en fin, que lo suyo es dominar barrera y esquivar 😉. ¿Dónde veo el problema real? En que cuando hay varios enemigos pegados el videojuego tarjetea al que quiere y le acabo tirando el hechizo al que no toca.
¿Qué me está pareciendo la ambientación y la historia?
La sala común, las habitaciones y el pueblo de Hogsmeade y sus tiendas son una pasada. Sin duda, su punto fuerte es el apartado artístico. Creo que le perdono muchas cosas a Hogwarts Legacy por el detallismo con el que está hecho.
Dado que la historia es una mezcla de El Príncipe Mestizo y La Cámara Secreta el videojuego ha procurado seguir el ritmo narrativo de las películas con resultados más que aceptables. Nada me echaba más para atrás que la idea de que la historia, quizás por conocerla, me resultara aburrida. Hogwarts Legacy desarrolla la idea de tal manera que al terminar una misión queremos ir a la siguiente para ver por dónde continúa la cosa.
En ese sentido, tened en cuenta que hay zonas o misiones que para hacerlas tienes que estar en la Casa correspondiente. El mapa es mucho más grande de lo que me imaginaba; pero, aunque no sea tan largo como The Witcher, con esto nos han, literalmente, triplicado las horas de juego.
Las oportunidades perdidas.
Lo peor sin duda es la poca innovación en todos sus apartados, aun prestándose su universo para ello. Ese clásico de “no innoves, copia” se hace presencia, y de la dura, en Hogwarts Legacy en absolutamente todo.
También se nota que quiere abarcar demasiado. Cosas como la Sala de los Menesteres no tiene la profundidad necesaria para ser realmente relevantes. Varias mecánicas de crafting, cuidado de animales o plantas… todo demasiado simple, por no decir plano y que no aporta demasiado más allá de que te permite decorar la sala (que mola).
Entiendo que el quidditch es el reclamo para una segunda parte del juego o quizás para un DLC que acaben sacando (con sus correspondientes mejoras del juego), pero me hubiera gustado ver algo más en el apartado de vuelo.
Lo mejor, claro, es demostrar que el juego de mundo abierto le sienta como un guante a la franquicia de Harry Potter. Se ve bien, se juega bien, se escucha bien (remezcla los temas principales de la película) y en muchos sentidos es mejor que las películas o los libros. Si ya encima puedes hacer que tu personaje pegue a alguien de otra Casa… oye, aquí paz y después gloria.