No hay forma de ir a ver Infiltrados en clase (21 Jump Street, 2012) y que no te huela a peli de polis compañeros con personalidades opuestas que la lían parda. Y de hecho, lo es. Puedes notar el tufillo a Arma Letal, Dos sabuesos despistados o tantas otras que se están haciendo ahora como ¡Vaya par de polis! (2010), Cuerpos especiales (2013) o Vamos de polis que imitan el estilo, y a las que no les importa el hecho estereotipado de juntar a un negro con un blanco si con ello van a parecer más diferentes.
Pero Schmidt (Jonah Hill) y Jenko (Channning Tatum) no son diferentes por ser de barrios distintos, o por su color de piel. El primero es listo, el segundo es atlético. Y deciden que juntos serán un buen equipo. Su gran oportunidad llega cuando en un instituto comienzan a pasar una nueva droga de diseño. Ambos deben olvidar todo lo que vivieron cuando eran adolescentes porque los chicos de hoy no se parecen nada a los de antes o, dicho de otra manera, ahora lo que es guay antes apestaba.
Y así, términos como hipster, ecologismo, alternativo y otras perlas, se entremezclan con los de “mega fiesta de la leche con rulas” (encarnados sobre todo en los personajes de Eric, Dave Franco y Molly, Brie Larson). Y es que el fiestón adolescente no tiene por qué cambiar mucho desde los tiempos en los que veíamos American Pie, y seguimos pensando que si sales, desfasas.

Al margen de lo creíble que resulte el argumento, que por lo menos es divertido, encontramos en la pareja de jovencísimos policías un filón indiscutible. Aquí vi por primera vez a Channing Tatum, y no hay duda de que la química que sostiene con Jonah Hill es propia del bromance que tanto gusta encontrar en la gran pantalla. El guión es hilarante, obra del propio Jonah Hill, sí, ese de Supersalidos (2007), y es el propio del género: absurdo, gamberro, quizás un poco escatológico para mi gusto (sin llegar a ser Mil maneras de morder el polvo, ojo) pero hay que entenderlo: son adolescentes ¿Ninguno recordamos cómo éramos a esa edad? y todo ello lo hace tremendamente divertido porque encuentra su propio humor y aún tiene tiempo de parodiar y satirizar tanto a sí mismo, como al género policial. Y si no, que se lo digan a Ice Cube, haciendo de capitán negro cabreado suelta-tacos, al profe zumbado (Robb Rigle) o a la profesora cachonda (Elli Kemper).
Lo mejor es que todos esos clichés y personajes estereotipados están ahí para que nosotros, frikis, disfrutemos de ellos, así que aquel que diga que no mola el Jesucristo coreano, es que nunca dijo después de correr tras el autobús “estoy demasiado viejo para esto”, y encontrará Infiltrados en clase un producto demasiado palomitero. Fast and furious para ellos.
Si tienes cierta edad, te encontrarás que esta adaptación de la serie de Johnny Depp de los ´80, Jóvenes policías es divertida y te trae otra vez esa comedia a nuestros días. No me extraña que él mismo quisiera salir en ella, en uno de sus papeles para mí más “normales” de los últimos tiempos. Si eres un jovenzuelo que no vivió esa época dorada, te parecerá una comedia refrescante que, quizás, te enseñe a pasar tus días de granos y exámenes con algo más de dignidad o de amigos.

[amazon_link asins=’B009G8ES7I,B00Q8KCS3S’ template=’ProductCarousel’ store=’generacionfri-21′ marketplace=’ES’ link_id=’5277cf9c-8425-11e8-95c5-77053beedf09′]
3 Comentarios
Pingback: LA HABITACIÓN: ¿cómo volver a vivir dentro del mundo? |
Pingback: ¡AVE CÉSAR!: los que vamos a reírnos de Hollywood, te saludamos -
Pingback: VAMOS DE POLIS: clásico negro + blanco siempre funciona -