VAMOS DE POLIS: clásico negro + blanco siempre funciona

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Está claro que lo del café con leche funciona desde los tiempos de Arma letal. Por regla general nos encontramos con un blanquito un poco loco con ganas de tirar la cordura y la casa por la ventana, y un negro (en cualquiera de sus tonalidades) un poco asustadizo y siempre con cara de “oh, mierda, ¿por qué me habré metido en este marrón?”, que intenta aportar algo de sensatez a la situación de turno. Y normalmente, la situación más loca se les presenta o se les ocurre cuando están dentro de un coche. Si puede ser robado o cochambroso, mejor.

LET'S BE COPS
Hacer de polis también
conlleva un sentido del deber

Vamos de polis (Let´s be cops) es la típica comedia de chascarrillos fáciles y situaciones locas con todos los componentes para triunfar: malos malosos, a poder ser mafia; tíos patosos, una tía buena como mínimo, un jefe cabrón que grita mucho, coches volando por los aires, moraleja después de la pelea entre colegas, algún guiño un poco escatológico y alguna fiesta en la que se desfase mucho. Por supuesto, alcohol y porros.

Y el caso es que funciona todo bastante bien. Jake Johnson y Damon Wayans hacen de treinteañeros perdedores que, tras disfrazarse erróneamente de policías para una fiesta de máscaras, descubren que llevar uniforme les abre muchas puertas. Al principio deciden usar su nuevo poder para divertirse, y acaban metidos en embrollos que les quedan grandes.

Desde luego, no es la comedia del año, y echa mano demasiado descaradamente de los clásicos del género y de las comedias policíacas de siempre…y de las de ahora, y si no, pensar en Infiltrados en clase, pero oye, es que si algo funciona, el cine lo explota hasta la saciedad, ¿no? y eso Luke Greenfield lo sabe bien. Empezando por el dúo que ha escogido, el cual es imperativo para la buena marcha de la peli, si la química entre los protagonistas no es buena, la peli es un horror. Sólo hay que echar un vistazo a Cuerpos especiales o a Los Becarios para ver los dúos de ahora que funcionan. Si eso lo completas con algún actor grande de los de siempre, como es Andy García, la tía buena del momento, Nina Dobreve, el criminal peligroso (James D´arcy), Regars, el poli raro (Rob Riggle) y el gracioso asocial (Keegan-Michael Key)….cocktail servido.

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Métodos poco ortodoxos…
pero más divertidos

La clave del éxito de esta película está en la idea de fingir lo que no somos. Y parece que en Los Ángeles ser policía es sinónimo de ser un superhéroe. La mayoría de nosotros, cuando vemos Vamos de polis nos metemos dentro de las situaciones que los protagonistas viven y pensamos en cómo habríamos resuelto nosotros el conflicto o qué nos habría gustado hacer a nosotros. Una comedia que sólo busca entretener consigue más empatía con el espectador porque rebasa los límites de lo legal, sin llegar a ser extremadamente irreverente y/o absurda. El último tercio de la película adopta un tono serio en el que queda claro que no es ninguna tontería fingir ser poli pero ¿y si lo hiciésemos? ¡anda que no molaría!

Así pues, podéis ir tranquilos al cine. 104 minutos de comedia y acción ligera que no se hacen pesados, buen doblaje, tópicos con los que nos sentiremos identificados, reflexiones para pensar durante el tiempo que tardas en recoger tus cosas, hacer un pis y salir a la calle, y situaciones divertidas, por una vez, por parte no sólo de la pareja protagonista.

6 out of 10 stars (6 / 10)

 

 

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About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II

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