AVATAR 2 EL SENTIDO DEL AGUA: Lo que pasa en Pandora se queda en Pandora.

Sí, ya está entre nosotros Avatar 2 El sentido del agua. Y mi primera reflexión es esta. En un mundo acostumbrado al consumo rápido de contenido y a que las productoras de cine y televisión decidan estrujar hasta el agotamiento de manera inmediata cualquier producto que destaque, lo normal es que cuando un producto, por ejemplo The Witcher, funciona, se anuncie una serie de animación (check), un spin off (check), más temporadas para la serie (check) y, si puede ser, algún producto transmedia que rellene la experiencia (remaster del juego que hizo famosa la franquicia: Check). Ah, sí, y también unos libros (nótese la ironía). Por lo tanto, que haya tenido que pasar más de una década hasta poder ver materializada la secuela de Avatar, nada menos que la película más taquillera de todos los tiempos, es algo que hoy por hoy se antoja inaudito.

Después de varias reescrituras de guión, y sustanciales cambios en los planes iniciales de James Cameron, Avatar regresa para convertirse en el Universo Marvel de la Fox. Y es que la vuelta a Pandora nos promete un nuevo largometraje cada 2 años, garantizando 3 entregas más (que ya están en el horno) y, si todo funciona, otras tantas. El videojuego por su parte, está en camino de mano de uno de los estudios más prestigiosos de Ubisoft. También hay un cómic que saldrá en breve que explicará lo que ha pasado entre la primera y la segunda película y ya veremos qué otras formas más tiene a bien 20th Century Fox de exprimir la franquicia hasta la última gota.

Avatar 2 es todo lo que se podía esperar de ella, al menos a nivel técnico.

Pero vamos a lo que nos importa, Avatar 2 El sentido del agua y sus más de 3 horas de metraje. James Cameron siempre ha sido un cineasta que se ha caracterizado por empujar la tecnología en el cine un paso más allá en (casi) todas sus películas y si hay algo que salta a la vista desde el primer minuto de metraje es el apabullante trabajo técnico que se ha hecho en Avatar 2 El sentido del agua.

No sólo es que la cinta haga uso del mejor CGI que se ha hecho hasta el momento en la industria, sino que sus 48fps en pantalla brillan de manera única, siendo únicamente superado por sí mismo al combinarse con un perfecto efecto 3D. Amigos, no soy ningún amante de esta técnica, que lejos de parecerme un avance siempre he visto como un sacacuartos más a la hora de ir al cine, pero Avatar 2 en 3D es digno de verse y oírse. Por no dedicarle más espacio a este apartado, os puedo decir que las 3 horas se hacen cortas solamente por lo increíblemente espectacular que es cada minuto de Avatar, suponiendo, una vez más, un nuevo hito en lo técnico en la industria y otro punto para James Cameron.

Como diría Vin Diesel: “La familia es lo más importante”.

Y es que el verbo de Avatar 2 El sentido del agua es indudablemente “la familia”, estando todos los arcos de la trama relacionados de una u otra manera con este término, ya sea en el concepto más clásico de esta, o de maneras más espirituales, políticas, o incluso genéticas.

Así, vemos como Avatar 2 dedica casi dos de sus tres tercios de metraje a hablar y profundizar sobre estos temas, tratando de darles dimensión a unos personajes que, aunque lo intentan, no terminan de salir de la simpleza y el arquetipo, ya sea porque la película pretende ser demasiado coral y se diluye en el intento o por qué esa inclinación del metraje hacia “todos los públicos” (hay que rentabilizar la millonada que ha costado) obliga a veces a simplificar demasiado las cosas.

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Nuevos personajes que traen cambios en el aspecto físico que ya conocemos.

Sea como fuere, no esperéis en Avatar conflictos demasiado complicados ni reflexiones profundas. El film prácticamente carece de cualquier segunda lectura, siendo transparente como el agua del que tanto hace gala.

Como ya os podéis imaginar, esta simpleza de conceptos hace mella en la cinta, pero no por ello Avatar 2 deja de ser muy efectiva a la hora de contar su historia, sabiendo crecer en ritmo y gravedad conforme el filme va alcanzando su último tramo.

Cuando hablo de reparto coral no lo hago sin uso de razón, ya que la cinta trae de vuelta a muchos de los personajes de la primera parte. Evidentemente Jake Sully (Sam Worthington) y Neytiri (Zoe Saldaña) vuelven a repetir, pero también lo hace Sigourney Weaver y Stephen Lang, cosa harto sorprendente visto lo que pasa con sus personajes en la cinta anterior, pero que la trama tiene a bien explicar de una manera razonablemente convincente.

A ellos se les une una pequeña legión de actores más o menos conocidos, entre ellos Kate Winslet, Cliff Curtis, o incluso Vin Diesel (cómo se iba a perder este señor una peli que hable sobre la familia…).

Os podéis hacer una idea de la cantidad de personajes que presenta Avatar 2 y que una vez más explica su duración y el desarrollo que se le dedica a los tres arcos de la trama.

Cuando hablamos de una película que es casi en su totalidad CGI es difícil saber si estamos delante de un actorazo haciendo un gran papel, o simplemente de un soberbio tratamiento de sus efectos visuales, ya que aunque los actores están ahí, muchas veces quedan completamente sepultados bajo un mar de capas infográficas, filtros, motion capture y toda clase de tecnologías.

No obstante, creo que, aunque las actuaciones son correctas, es difícil llevar al límite a los actores en una cinta tan blanca, solo siendo realmente destacables tres o cuatro momentos que por su emotividad requieren de un mayor esfuerzo interpretativo.

Creo que llegados a este punto es importante hablar del elefante en la habitación: El ritmo.

Cuando una película llega a las 3 horas se hace complicado justificar semejante duración, y los problemas de ritmo empiezan a aparecer. Como ya he dicho, la cinta tiene muchos personajes que presentar, y muchas subtramas que desarrollar en una película que, aunque está bien dirigida y goza de un montaje correcto, se ve salpicada de abundantes escenas contemplativas de los personajes nadando, corriendo, o volando. Y, aunque de primeras son disfrutables, queda en evidencia que dichas escenas sirven primordialmente para sacar partido de la tecnología y tratar de impregnar a la cinta de cierto “sense of wonder” del que carece en gran medida al tratarse de una secuela.

No obstante todas estas escenas, penalizan a una cinta ya de por sí muy larga, casi en el filo de la navaja, con un ritmo irregular, sobre todo hacia el final de su segundo arco, cuando empiezas a preguntarte, ciertamente preocupado, hacia dónde va la cosa.

Un último tramo trepidante

Por suerte, Avatar 2 sabe salvar la papeleta de su longitud y su ritmo. Aunque ciertamente en el filo, no creo que para la mayoría de los espectadores llegue a hacerse cansina o larga, pues cuando la cosa empieza a peligrar en serio entra en escena su último acto, donde James Cameron demuestra una vez más que sabe hacer escenas de acción como nadie. Nos entrega un arco final trepidante que te deja pegado al asiento, mordiéndote las uñas y que es, sin duda, lo mejor de toda la cinta.

Un último arco que te hace preguntarte por qué no un poco más de esto y un poco menos de lo otro, y es que al final Avatar 2 sabe dejarte con ganas de más, sabe perfectamente que tramas debe cerrar y cuáles debe dejar abiertas para lo que venga después, dejando al espectador con un muy satisfactorio final pero con algunos grandes interrogantes que, sin duda harán que vuelva al cine para ver cómo se resuelven las cosas cuando la próxima cinta se estrene.

Avatar ¿la nueva gallina de los huevos de oro?

Para ir sacando algunas conclusiones finales, puedo decir sin miedo a equivocarme que Avatar 2 El sentido del agua es una muy buena película familiar, una película de ciencia ficción muy solvente, y un estupendo blockbuster. También puedo afirmar rotundamente que es el mayor espectáculo audiovisual visto en cines hasta la fecha si a despliegue técnico nos referimos, dejando a años luz a las cintas de Marvel o cualquier otro filme que siquiera se atreva a hacerle sombra.

No obstante, hay un gran pero, y es que Avatar 2 es demasiado inocua, familiar y blanca como para poder llegar a algún sitio en el que no hayamos estado ya, sus actuaciones distan de ser memorables y a veces acaba diluida entre tantos arcos de personajes, perdiendo el rumbo por momentos.

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Nuevamente, un despliegue visual que se recrea en sí mismo.

Avatar 2 El sentido del agua es una buena película, una que merece mucho la pena ver en pantalla grande, probablemente más que cualquier otra de los últimos años, pero no es LA PELÍCULA con mayúsculas que muchos esperaban, ni la segunda venida de Jesucristo.

Como decía al salir del cine, “Si Avatar 2 fuese una peli de Marvel, sería sin duda una de las mejores, si no la mejor” pero creo que (por el momento) la franquicia Avatar está fuera del cine “fast food” que ofrece Disney con sus sagas y que, por tanto, hay que exigir un poco más. Sobre todo cuando hablamos de un director como James Cameron.

Como decía al principio de este artículo, ha tardado más de una década, pero finalmente la máquina de hacer billetes agotando franquicias ha puesto sus ojos sobre Pandora, Avatar 2 ha llegado con claras intenciones por parte de Fox de abrir la puerta a una avalancha de contenido cinematográfico y transmedia que se nos vendrá encima en los próximos meses, años, lustros, y que durará hasta que la franquicia deje de dar dinero. Pasaremos de esta primera fase de enamoramiento a la rutina, y después posiblemente, al empacho, como ha pasado con Star Wars, Marvel, Harry Potter y otras tantas, pero hasta que eso pase, que nos quiten lo bailado.

Avatar 2 El sentido del agua

7.8

NOTA GLOBAL

7.8/10

Destaca en:

  • Los efectos visuales son lo mejor visto hasta el momento.
  • El 3D es increíble.
  • Sigue manteniendo esa plausibilidad científica mezclada con misticismo tan magnética de la primera parte.

Podría mejorar:

  • Es una buena película, pero creo que todos esperábamos más.
  • 3 horas que a algunos les resultará largas por algunos problemas de ritmo.
  • La certeza de que en unos años estaremos hartos de tanto Avatar por culpa de Fox y sus ansias de convertir la franquicia en la gallina de los huevos de oro.

About Adrian

Adrian Arribas es fundador de Generación Friki. Apasionado de los videojuegos, el manga y el cine desde la más tierna edad, también se encarga de redactar artículos para todas las secciones, aunque se centra especialmente en videojuegos, cine y eventos. Fuera de Generación Friki Adrian es desarrollador de software.

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