Un año más, un nuevo E3 llega cargado de conferencias, anuncios, exclusivas y como siempre, el tren del hype corriendo desbocado a toda potencia con la mitad de los jugadores del mundo subidos en él. El E3 2018 se presentaba como el escenario perfecto para la puesta de largo de una serie de títulos previamente anunciados que llevamos esperando desde hace años: Crackdown 3, Death Stranding, Metroid Prime 4, Cyberpunk 2077, Days Gone… y un buen puñado más. Por supuesto, el que más y el que menos espera dos o tres sorpresas por plataforma en forma de juegos completamente nuevos, ¡que menos!
Sin embargo, la realidad es bien distinta, y por mucho que intentemos desviar la mirada hacia otro sitio, hemos de admitir que este E3 se ha quedado lejos de cumplir las expectativas de cualquier fan, vista los colores que vista. Las conferencias han terminado y, en general, ya podemos dar todo el pescado por vendido, han sido 3 días de fiesta “friki” que han acabado con una resaca de esperanzas diluidas y el tren del hype, como casi siempre, descarrilando.
El E3: un formato de feria que ya no encaja con la industria
El E3 se inauguró tal que un mayo de 1995, hace nada menos que 23 añazos. Por aquellos entonces, el desarrollo de un juego triple A (si es que se podían denominar así) tomaba entre 9 y 18 meses de desarrollo (salvo excepciones), por lo que es fácil pensar que entre 1995 y el 2000 más o menos cualquier juego disponía de entre 1 y 2 ferias E3 para ser presentado en sociedad antes de lanzarse al público.
Por suerte o por desgracia desde aquellos tiempos de Snes, Sega Saturn, N64 y compañía ha llovido mucho, y actualmente el desarrollo de un juego AAA se toma un mínimo de 3 años, alcanzando los 5, incluso los 6 años de desarrollo. Eso nos lleva al hecho de que si una compañía, ya sea Sony, Microsoft, Ubisoft o cualquier otra, no planifica al milímetro su calendario de lanzamientos, podemos pasarnos hasta 6 E3 viendo los mismos juegos en las mismas conferencias.
Sin ir más lejos juegos como Crackdown 3, o Beyond Good & Evil, que fueron anunciados a bombo y platillo cuando solamente eran una idea en una servilleta, han visto pasar ya unas cuantas ferias. Y es que ahora lo normal es que un juego aparezca en al menos dos E3 antes de ser lanzado; ya es el segundo año que vemos The last of us 2, Anthem, Skull & Bones, o Death Stranding, y algo me dice que algunos de estos repetirán en el E3 2019.
Tampoco auguran nada bueno las ausencias sonadas, como Shenmue 3, Final Fantasy VII Remake, o Metroid Prime 4, casos evidentes de anuncios “humo” cuya única función fue llenar ríos de tinta sobre “quién había ganado el E3 2017” y de los que, de momento no tenemos nada salvo promesas y, en el caso de Shenmue 3, unos vídeos que no llaman demasiado a la esperanza.
Y la rueda sigue girando
Porque después del E3 2018 viene la GamesCom 2018 (del 21 al 25 de agosto exactamente) y después el Tokio Game Show 2018 y la mini traca final de los Game Awards…desde luego no hay juegos para llenar tanta feria.
Al final lo que nos queda es una terrible sensación de “deja vu” entre un E3 y el siguiente, una reiteración de material ya visto y de mentiras que salen a la luz.
Sony sin duda es la que se lleva la palma, con un E3 2018 lleno de juegos que (como ya vaticiné en el artículo del año pasado) no jugaremos hasta dentro de uno o dos años, como mínimo. Y, aunque no se puede negar que la compañía japonesa sabe mejor que nadie lo que buscan los jugadores y una muestra de ello son sus increíbles e irreprochables juegos exclusivos, muchas veces parece no ser consciente de lo increíblemente dilatados que son sus tiempos de desarrollo (no puedes asar un buen cordero en 10 minutos), mostrándonos sus cartas muchos, muchísimos años antes de estar finalizadas.
Llevo demasiados años gastando la broma de que “El remake de Final Fantasy 7 lo jugarán mis hijos”, tantos, que parece que se va a hacer realidad.
Pero también hay hueco para las compañías honestas, y aquí es necesario nombrar a Bethesda y a Nintendo. En el caso de Bethesda no puedo más que quitarme el sombrero ante tamaña muestra de buen saber hacer: un enorme puñado de títulos de calidad que saldrán antes de que acabe el año, como Fallout 76, Rage 2, o el nuevo Doom, y un gran anuncio, esperadísimo por todos: The Elders Scrolls VI, este sí, para dentro de un par de años. Creo sin duda que es un gran equilibrio entre mostrar buenos juegos que podremos jugar en breve y de paso echar una mirada al futuro para tranquilizarnos y hacernos saber que no se han olvidado de su saga estrella.
Mucho peor lo ha tenido Nintendo; está quizá pecando de demasiado humilde y nos ha mostrado un Nintendo Direct con muchos juegos de salida inminente, el esperado Pokemon Let’s Go, Smash Bros, Fire Emblem…. Y nada más.
Y es que no era necesario meter 15 minutos de Smash Bros contando cada puñetero ajuste que se le ha hecho al juego, sin duda una manera demasiado evidente de justificar que estamos hablando de casi el mismo título que vimos hace unos años en WIIU. Y, sin embargo, pasar de puntillas por encima de algunos anuncios importantes, como la conversión de Dragon Ball Fighters Z, dando a entender una terrible perdida de rumbo en Nintendo a la hora de comunicar sus planes de lanzamiento.
La ausencia de Bayoneta 3, o Metroid 4 ha sido tan dolorosa como la de Final Fantasy VII, el descafeinado tráiler del nuevo Halo, o los planes de Rare por convertir Sea of Thieves en lo que debería de haber sido de lanzamiento. Ubisoft prometiéndonos que esta vez The Division 2 traerá contenido “end game / post créditos” para parar un camión, casi las mismas palabras que Bungie el año pasado con Destiny 2, tampoco augura nada bueno.
Algunas sagas que repiten, prometen
Hablo de Battlefield V, Assassin Creed Odyssey y Tomb Raider; juegos que son habituales cada uno o dos años y que presentan entregas muy trabajadas o con importantes cambios en su diseño.
Battlefield es la niña bonita de DICE, que tan apaleada es en contraparte, con sus entregas de Star Wars Battlefront. Pero sin duda, las novedades que encontraremos en este nuevo BFV como la construcción y el modo Battle Royale (ejem… Fortnite… ejem), sin pases de temporada, su una vez más renovado aspecto gráfico y su nueva ambientación en la Segunda Guerra Mundial lo convierten en una cita difícil de evadir si te gusta eso de pegar tiros on-line.
En el caso de Assassin Creed Odyssey sólo puedo decir que la época escogida para este nuevo título (el más rolero de la saga según prometen) es probablemente uno de los escenarios más interesantes posibles (y que el Japón feudal me perdone) para esta saga. La época de Sócrates, Hipócrates o Pericles y las terribles guerras del Peloponeso son casi un sueño hecho realidad, amén cuando los elementos de rol se han multiplicado y, por fin, podremos jugar el título con un personaje a elegir entre masculino o femenino.
Y hablando de géneros, es imposible acabar el articulo del E3 2018 sin hablar de “el beso”, esa escena del tráiler de The last of us 2 que ha hecho temblar las redes, no sin razón, pues parece que por fin los grandes estudios empiezan a romper tabúes, que ya hacía falta, y a desligar las historias de los videojuegos a los “marines calvos espaciales” que tan mala fama les han dado. ¿Y el juego que tal? Pues parece un mod o de Uncharted 4, sin más.
El E3 2018 es una de esas viejas tradiciones que se siguen celebrando porque parece que es más fácil dejarla con vida que matarla. Un evento que debería plantearse con otro formato (¿tal vez bianual?) para poder volver a sorprender y a enamorarnos como lo hizo antaño.
Al final de toda la fanfarria, las canciones, las estrellas de Hollywood, y como no, Miyamoto, lo que nos queda es un E3 2018 lleno de cosas que ya sabíamos, lleno de cosas que ya habíamos visto, lleno de cosas que no veremos (pronto), lleno de humo y, en fin: lleno de nada.
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