CABALLERO LUNA: ¿veremos superhéroes en su serie de superhéroes?

Caballero Luna es un personaje creado por Doug Moench y Don Perlin en 1975 para que debutara en los cómics del universo de Marvel como un superhéroe ficticio. Pese a que nunca lo he considerado uno de los más conocidos, siempre me pareció que su origen, un mercenario que, en una situación de vida o muerte, accede a ser el recipiente en la Tierra del dios egipcio Khonshu, era de lo más fascinante. En general, mi interés se centraba en ese rico universo no explorado (de forma mainstream, quiero decir) del Egipto y sus misterios, pero también por el carácter de Marc Spector, su alter ego, que padece de trastorno de identidad disociativo (TID), que le lleva, tanto en los cómics como en la serie que hoy analizamos, a desarrollar múltiples identidades, siendo la más conocida la de Steven Grant (en el cómic es identidades ficticias, en la serie es desdoblamiento de identidad, aclaro). Por supuesto, son famosas también sus comparaciones con Batman (universo DC), considerándose la respuesta de Marvel al Caballero Oscuro.

Caballero Luna (Moon Knight, 2022) son seis capítulos en una primera temporada que es básicamente una de tantas historias de origen de personaje. Quizás por ello, y por lo anodina que me ha resultado, he tardado tanto en escribir el análisis de esta, la penúltima serie de Marvel (lo digo por Mrs. Marvel). Como dice el dicho, si no tengo nada que decir, mejor no digo nada.

El caso es que Caballero Luna no aporta nada que no hayamos visto en Desafío Total, una película con la friolera de 32 años a sus espaldas o, si nos ponemos puristas, con el relato corto de Phillip K. Dick, Podemos recordarlo por usted al por mayor (1966), en que se basa la película. El toque de los dioses egipcios es posiblemente su diferenciación más interesante, dado que lo aleja de la trama Vengadores.

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No hay mucho de esto, pero lo que hay, mola.

Por supuesto, lo que más ha llamado la atención de la serie y que la aleja de lo monótono y genérico es la doble personalidad del protagonista, interpretado por Oscar Isaac. Un actor bien elegido, capaz de mostrar esa angustia cuasi permanente en su rostro, mientras muta según el momento de la trama. Obviamente, esto podría reducirse simplemente a que lo hace bien, que encaja, y más si lo veis en versión original para notar los diferentes acentos; si vemos otros papeles similares a lo largo de la Historia del cine, ahí estaba James McAvoy en Múltiple o, sin alejarnos de los superhéroes, Tom Hardy como Venom. El caso es que cualquier superhéroe o incluso villano tiene su alter ego, así que, de alguna forma, muchos tienen una doble personalidad (sobre todo si hablamos de superhéroes clásicos: Batman, Superman, Spiderman…). Lo interesante de Caballero Luna, que también existía en Venom, es la posesión de tu cuerpo y/o mente por parte de un ente ajeno a ti. Interpretativamente es más interesante.

Lo único malo de ello es que eclipsa un poco al resto de actores del reparto, May Calamawy como Layla El-Faouly, Karim El-Hakim y F. Murray Abraham como el dios Jonsu o Ethan Hawke como el fanático religioso Arthur Harrow (que… bueno, qué desastre de interpretación). El resto de interpretaciones oscilan entre el CGI y los pequeños papeles, ofreciéndonos como conclusión que Oscar Isaac y sus diferentes personajes copan la pequeña pantalla.

A nivel técnico, Caballero Luna se encuentra en la línea de las producciones de Disney: poco que reprochar, como no sea la super abundancia de CGI en las peleas; pero está bien hecha, incluso sorprendiendo por la originalidad (esa magia y misterio que evocan todas las producciones basadas en culturas antiguas). También sorprende que, para ser Disney, haya algunas escenas especialmente crudas. Dado que ya lo vimos en Dr. Strange en el Multiverso de la Locura recientemente, puede que la factoría de los sueños empalagosos por fin se haya subido al carro de la madurez audiovisual. No es que yo considere que si no hay gore no hay diversión, ni muchísimo menos, pero es absurdo que, en toda una serie de películas en las que la acción y la violencia son herramientas indispensables de la trama, exista tan poco realismo en las escenas de batalla.

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Escena de la Enéada. Con sus diferencias en esta ficción, representan la conjunción de los 9 dioses de la cosmología de Heliópolis.

Todo resulta muy atropellado

Y si hablo de peleas, dioses egipcios, buenos efectos especiales y la magia de Egipto, ¿cómo es que también afirmo que no me ha resultado especialmente interesante? Porque sí, la originalidad y la frescura están ahí, al igual que la aventura, la comedia y ese toque tan al estilo de películas como La Momia o Indiana Jones. Pero ese mismo toque a película de antes es también su defecto, convirtiéndola en anodina, en predecible, en tan “de lo de antes”, y ya he mencionado en otras ocasiones que estamos en un momento en el que hay que ofrecer algo más, una cierta madurez en los superhéroes y en sus aventuras. No puedo cebarme con ella porque sigue siendo estimulante que Marvel explore los cómics más atrevidos, si no por su argumento, sí por su estilo. Caballero Luna no es un superhéroe que parezca estar en la Tierra (Tierra-616, la principal del Universo Marvel) para salvar a todos de alienígenas, catástrofes naturales o megalómanos ocasionales. Para eso ya están Spiderman, IronMan, un largo etcétera de “Man” y algunas “Woman”. Caballero Luna está diseñado aquí para diferenciarse, ofrecer algo nuevo, atrevido, visualmente emotivo (las pirámides de Egipto, las tumbas saqueadas, el misterio de Alejandro Magno, los tesoros de los sarcófagos, los mapas estelares, el inframundo egipcio…), todo al servicio de una aventura que se sostenga sola y no con la ayuda del resto de los Vengadores. Por eso su traje no está lleno de gadgets como en el cómic y son una sucesión de vendas estilo momia; por eso la acción evita desarrollarse en un entorno urbano como el del resto de superhéroes; por eso la historia tiene tantas idas y venidas innecesarias; por eso la importancia desmedida al tema de la identidad cultural.

El resultado es un batiburrillo de características: superhéroe, disfraz, universo distinto, pasado traumático, múltiples personalidades… que cuesta hacer encajar con el fin de dar coherencia y cohesión. Al final, igual que hizo Diana (Wonder Woman de DC), tenemos un protagonista que trabaja en un museo en Londres y que lleva una vida solitaria y que acabará descubriendo demasiadas cosas para su torturada cabeza. Y poco más. El dramatismo se vuelve exagerado, la comedia innecesaria y el gore inapropiado. ¿Entretenida? Sí, aunque sólo sea por su ritmo. ¿Confusa? Por condensar mucha información en tan pocos capítulos. ¿De superhéroes? No, de eso hay poco. ¿A la altura de las demás producciones de Marvel para la televisión? No, hombre, no.

Caballero Luna

5.8

NOTA

5.8/10

Destaca en:

  • El mundo egipcio es visualmente atractivo.
  • La actuación de Oscar Isaac es compleja y ofrece algo diferente.
  • Se diferencia del resto de personajes de Marvel y de los Vengadores.

Podría mejorar:

  • El mundo egipcio está argumentalmente desaprovechado.
  • El CGI se nota en algunas escenas de la batalla final.
  • El batiburrillo de escenas se suceden produciendo saturación.
  • El guion es confuso y acaba aburriendo.
  • No se siente como una serie de superhéroes.

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II

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