Sí, hemos hablado muchas veces de que estábamos cansados de películas de origen de superhéroes, peeero eso no incluía a los antihéroes o antagonistas de otras sagas. Coriolanus Snow, a quien conocimos en la saga de Los Juegos del Hambre como el despiadado presidente de Panem, también fue un tierno adolescente con sueños y motivaciones en la cabeza. Y ahora le toca el turno a él, a su historia de origen, y a todo lo que nos pueda ofrecer Los Juegos del Hambre: balada de pájaros cantores y serpientes (2023).
Sobra decir que esta película dirigida por Francis Lawrence está basada en la novela homónima de Suzanne Collins, así que los amantes de los libros conocerán la historia. Es una precuela de la saga original y está ambientada 64 años de los eventos de esta, cuando Coriolanus Snow es elegido mentor de Lucy Gray Baird, del Distrito 12, para unos décimos juegos del hambre que requieren una renovación, a fin de seguir siendo la herramienta de control sobre los distritos.
Lo mejor y lo peor que se puede decir que Los Juegos del Hambre: balada de pájaros cantores y serpientes es que es continuista con la historia y estilo de la tetralogía original (trilogía, si hablásemos de los libros). Otra forma de expresarlo es que a aquellos que les gustase la saga original también disfrutarán de esta. ¿Tiene uno la sensación de estar viendo un poco más de lo mismo? Es cierto, pero también algo injusto porque es una película sólida que ofrece una historia interesante y muy entretenida, sin llegar a la morbosidad que, inevitablemente, acababan destilando las películas de Katniss y arreglando, por el camino, algunos de sus errores.
Quizás porque ha pasado la friolera de 12 años desde el estreno de la primera película de Los Juegos del Hambre, existía la necesidad de hacer crecer en madurez la trama, ya que también lo habían hecho los espectadores. Su posicionamiento sigue siendo el de “para todos los públicos”, pero uno tiene la sensación de que la trama es más seria, sin un ápice de la frivolidad que a veces se mostraban en las anteriores películas, con esas escenas de amor absurdas o las decisiones que jamás se habrían tomado en el contexto de una guerra.
Por ello, aunque Balada de pájaros cantores y serpientes no es un prodigio de originalidad, su exploración de temas como la violencia, la desigualdad, las consecuencias de la guerra o la corrupción están mejor tratados, no requieren de cuatro películas para que lleguemos a las conclusiones y moralejas. Esto, por supuesto, no gustará a los amantes del Más Circo y Más Pan. Una ironía de esas que hacen torcer el gesto puesto que ese espectador cae en el mismo error que pregona la historia acerca del amarillismo, la espectacularidad y de cómo somos capaces de negar lo importante a la vista de lo fácil.
La gran aportación de Los Juegos del Hambre: balada de pájaros cantores y serpientes es la actuación de Tom Blyth como Coriolanus Snow, igual que Jennifer Lawrence lo fue de la saga original. Cual Anakin Skywalker en su proceso a convertirse en Darth Vader, el joven Coryo va sufriendo una transformación. Blyth nos va cautivando con su sutil transformación mientras Coryo va revelándose como un personaje complejo y manipulador. Su convincente interpretación es puesta en entredicho por la actuación irregular de Rachel Zegler como Lucy Gray Baird, la fuerte, independiente y cantarina tributo del distrito 12, que no consigue transmitir nada más que un gesto desdeñoso constante y poco del carisma discreto que desprendía Jennifer Lawrence. El resto de actores que componen el elenco, Josh Andrés Rivera, Hunter Schafer, Jason Schwartzman, Peter Dinklage, Viola Davis, Burn Gorman, Asley Liao, Dakota Shapiro o Fionnula Flanagan, a pesar de la evidente calidad que llevan demostrando durante su carrera artística, no hacen sino acompañar con más o menos tino el buen hacer de Tom Blyth.
No obstante, ni su buena interpretación consigue quitarnos de encima la sensación de que, tras una película de duración adecuada, pero ritmo irregular (haciéndose en ocasiones lenta), el final es extraño, precipitado e insatisfactorio. Puede que la tetralogía de Los Juegos del Hambre pecara de grandilocuente en demasiadas ocasiones, pero por lo menos sabía mantener la tensión hasta el final y ofrecer una conclusión a la altura del resto de la película. Volvería a rehacer los últimos 10 minutos de metraje y, ya de paso, intentaría ahondar un poco más en algunas ideas que, como película (y no serie) que es, trata de una forma más superficial de lo que desearíamos.
Sí, ahí están las evidentes. El tema de la ambición, el poder y la consecuente manipulación de los que nos rodean es la base sobre la que trabaja el personaje de Coriolanus. También volvemos a ver el control sobre la población, la psique humana en situaciones extremas (traición, amor, sacrificio, compasión…) o las desigualdades sociales. Incluso ya se entrevé esos pequeños actos de rebelión y esperanza que acabarían dibujando la historia de las secuelas.
Pero hay una idea que cobra fuerza y es que tanto en el Capitolio como en los Distritos existe una lucha por la supervivencia feroz, nadie está a salvo a pesar de su reputación, sus contactos, su dinero o su escala social. Y eso puede llegar a dar mucho miedo. Y hace que la crítica social sea real, convincente y aplicable no a unos estratos sociales, sino a todos.
En general, Los Juegos del Hambre: balada de pájaros cantores y serpientes es una buena película que disfrutarán todos los fans de la serie. Una producción de alta calidad, una banda sonora entrañable, una canción para el recuerdo y un guion algo mejorable ya que no se puede negar que sigue demasiado la fórmula básica de las primeras películas. Pero, ¿queríamos que ofreciera algo realmente nuevo? ¿O con esa pequeña calada llamada Tom Blyth y su historia de origen teníamos suficiente?
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Los Juegos del Hambre: balada de pájaros cantores y serpientes
Destaca en:
- La película está bien hecha y tiene una producción de alta calidad.
- Buena interpretación de Tom Blyth como Coriolanus Snow.
- Es una historia entretenida.
Podría mejorar:
- Los últimos 10 minutos requieren una mejor construcción.
- Es muy continuista con las películas originales y eso ofrece poca novedad.
- Se saca poco partido a los actores secundarios.