DEVIL MAY CRY 5: acción frenética, sí, pero con estilo.

11 años y un reboot fallido nos separan del lanzamiento de Devil May Cry 4, última entrega numerada de la serie de acción de Capcom que, al igual que ha ocurrido con Resident Evil, la compañía nipona parece decidida a resucitar por todo lo alto.

Y es que tras llevar años de capa caída y tomando decisiones nefastas, parece que por fin Capcom se ha puesto serio y que tiene muy clara la dirección que quiere tomar con sus franquicias, al menos en el futuro inmediato.

Devil May Cry 5 no es una excepción, las expectativas eran muy altas y la responsabilidad muy grande, pero ya os puedo adelantar que los padres del survival horror han querido poner toda la carne en el asador, y que la última aventura de Dante y compañía está a la altura de lo que cabría esperar de la saga del cazademonios.

Capcom se ha esforzado con la trama del juego

La trama, sin meterme en spoilers, arranca cuando el misterioso V acude a la oficina de Dante para ofrecerle un peligroso encargo: el rey demonio Urizen ha abierto una puerta entre el mundo humano y el de los demonios a través de la cual está creciendo el Qlipoth, un titánico árbol de propósito desconocido que ya se ha cobrado centenares de víctimas, ¿quien mejor que el legendario hijo de Sparda para salvar la situación?

Como podéis imaginar las cosas no van a ser tan sencillas como eso; las intenciones y la identidad de V son un completo misterio y la oportuna aparición de una extraña figura encapuchada que arranca sin miramientos el brazo demoníaco de Nero no hace sino complicar las cosas en una trama que, ya os lo adelanto, se guarda un par de ases bajo la manga.

La trama del juego era uno de los aspectos más complicados a la hora de plantear esta nueva entrega, pero me alegra poder decir que Capcom ha sabido estar a la altura de la circunstancias y contarnos una historia que no sólo es de extrema relevancia para los fans y la propia franquicia, cerrando tramas y cabos sueltos que llevaban años sin resolverse,  sino que además planta las bases del futuro de la misma, que ahora pinta más brillante que nunca.

En este sentido, hay que decir que los fans que hayan jugado a títulos anteriores (especialmente el 3 y el 4) apreciarán más la historia que aquellos que lleguen a la saga por primera vez que, si bien podrán disfrutar de la trama sin mayor dificultad, obviamente se perderán pequeños detalles y referencias dirigidos a los fans más acerrimos de la franquicia.

Las claves del sistema de batalla

Pero si por algo se caracteriza Devil May Cry es por sus frenéticas y emocionantes batallas, que aquí vuelven en mejor forma que nunca para regalarnos el que es, sin duda, el sistema de combate más profundo y con más posibilidades de toda la saga ¿cuales son sus claves?

Lo primero que hay que saber es que los combates de Devil May Cry 5 no se basan en realizar combos uno detrás de otro como  puede ser el caso de títulos como God of War 3; aquí, en lugar de contar con complicadas combinaciones de botones con las que desatar poderosos ataques (que también las hay) lo que tenemos a nuestra disposición son movimientos de ejecución relativamente sencilla que, en lugar de ver como simples movimientos ofensivos, debemos entender como herramientas que nos ayudan a mantener el ritmo del combate y a crear nuestros propios combos. Porque lo importante en Devil May Cry no es avanzar por los niveles aporreando botones y acabando con nuestros enemigos, sino saber hacerlo con cabeza y convertir cada batalla en una sola coreografía letal en la que cada ataque, cada disparo y cada finta tengan un propósito y se unan para crear un único “combo” potencialmente infinito.

Para ayudarnos a saber si estamos “jugando bien” contamos con el medidor de estilo, un indicador que determina nuestro rango y recompensas al final de la misión y que aumentará cuando realicemos ataques variados (no vale hacer el mismo movimiento todo el rato), cuando nos burlemos del enemigo, cuando esquivemos en el último segundo… pero que se verá reducido si nos golpean o si no somos capaces de mantener nuestras cadenas de ataque lo suficientemente variadas. Mucha gente lo ignora al principio, pero el medidor de estilo es un aspecto fundamental de la saga, e intentar mantenerlo alto es clave si queremos sobrevivir a las dificultades más complicadas.

Os pongo un ejemplo: en medio de una batalla podemos utilizar un movimiento que lance a nuestro enemigo por los aires, tras lo cual depende de nosotros decidir cómo queremos continuar nuestra ofensiva, ¿saltamos y continuamos con una serie de ataques aéreos? ¿utilizamos nuestro gancho para volver a traer al enemigo al suelo y continuar desde ahí? ¿o quizás sería mejor mantenerlo un tiempo en el aire con nuestros disparos para preparar un ataque que lo aniquile en cuanto toque el suelo?

Esto puede sonar muy complicado sobre el papel, pero lo cierto es que Devil May Cry 5 no nos obliga a jugar de ninguna forma concreta, y aprender a utilizar  los movimientos y habilidades de cada uno de los tres personajes jugables que tenemos a nuestra disposición es más un objetivo a largo plazo que un requisito para poder disfrutar del juego y, si bien los primeros compases pueden resultar algo frustrantes o confusos (sobre todo para los recién llegados), la curva de dificultad es muy generosa y en seguida estaréis repartiendo mandobles como si no hubiese un mañana e intentando conseguir un rango S en cada enfrentamiento.

Personajes que responden a la premisa “fácil de aprender, difícil de dominar”

“Fácil de aprender, difícil de dominar” ha sido el mantra de  Devil May Cry desde su misma concepción, algo que aquí se mantiene y que se hace más patente que nunca en cada uno de los tres personajes que podremos controlar a lo largo de las 20 misiones de la historia principal (que dura unas 10-15 horas, aunque la gracia está en superarla en los niveles de dificultad más complicados) y que cuentan además con habilidades y armas totalmente únicas que hacen que controlar a cada uno de ellos sea una experiencia radicalmente diferente:

Nero es el personaje más fácil de aprender y con el que más tiempo pasaremos al principio de la aventura; sigue contando con Blue Rose y Red Queen, sus armas de  Devil May Cry 4, además de con el Devil Bringer, una novedad que se introduce en esta quinta entrega y que nos permite utilizar el poderoso brazo robótico de Nero para realizar acciones que van desde poderosos golpes eléctricos con los que finiquitar a nuestros enemigos, a un brazo-cohete que podemos montar cual monopatín y que nos permite movernos a toda velocidad mientras golpeamos a nuestros enemigos. Hay una buena cantidad de brazos que vamos desbloqueando a lo largo de la historia, cada uno con sus ventajas e inconvenientes, y saber gestionarlos es clave si queremos utilizar a Nero en su máximo esplendor.

Dante, por su parte, supone la culminación de un personaje cuyo sistema de combate lleva años siendo refinado y que aquí nos regala su mejor versión con un “moveset” que es una auténtica gozada y que, como seña de identidad, cuenta con 4 estilos de combate diferentes (que podemos cambiar con la cruceta y que modifican nuestros ataques y habilidades) y una docena de armas demoníacas de lo más creativas que hacen de Dante el personaje más complicado y profundo del juego, pero también el más satisfactoria de dominar y el que cuenta con más opciones a la hora de enfrentarse a las huestes del infierno.

V, por otro lado, es la nueva incorporación a la franquicia, y en lugar de pelear con espadas y armas de fuego, utiliza el poder de sus tres mascotas demoníacas para luchar desde la distancia y sólo acercarse a los enemigos para dar el golpe final. Es una mecánica de combate que difiere mucho de lo que hemos visto hasta ahora en la saga y que, en lugar de colocarnos en el centro de la acción, nos da el papel de “titiritero” para que veamos cada combate como una partida de ajedrez en la que, si somos hábiles, podemos controlar todo lo que ocurre en el tablero. Todo un soplo de aire fresco que sorprende por lo sólido de su propuesta y lo divertido que resulta aniquilar demonios sin asestar ni un solo golpe.

El resto de los apartados

En cuanto al apartado técnico, un simple vistazo basta para darse cuenta de que Devil May Cry 5 cuenta con unos valores de producción altísimos y que el motor RE que tan buenos resultados dio con el remake de Resident Evil 2, vuelve a demostrarnos que esta entre los más potentes del mercado, con unos modelos de personajes y unas expresiones faciales que quitan el hipo y que se mueven de forma increíblemente fluida durante unos combates que son todo un festival de enemigos, partículas y efectos y una gozada a nivel visual. Sí que hay que decir, no obstante, que los escenarios no están al mismo nivel que el resto de juego y que, si bien cumplen en cuanto a iluminación y diseño de niveles, algunos cuentan con algunas texturas mejorables y con una dirección artística que podría haberse animado a hacer algo más interesante que ciudades en ruinas y guaridas demoníacas (precisamente la dirección artística era de lo poco rescatable del reboot de Ninja Theory).

La música, por otra parte, es un auténtica maravilla, y cuenta tanto con temas originales como con algunos de otras entregas, construyendo una banda sonora que es puro Devil May Cry y que, además, cuenta con temas dinámicos durante las batallas en función de nuestro nivel de estilo, algo que aporta una dimensión extra a los enfrentamientos y que hace que mantener un rango triple S mientras el tema principal suena a todo trapo sea una experiencia verdaderamente catártica.

Conclusión:

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