LA VISITA: disfruta con los abuelos, mientras puedas…

En el género de terror es difícil encontrarnos sorpresas. Hay temas muy manidos y que se han llevado a la gran pantalla de muchas formas diferentes. Muertos vivientes, exorcismos y fantasmas nos han acompañado por los lugares más propios de las películas de miedo y también los más inesperados. Sin embargo, hace años, un director intentó trasladarnos todas las “buenas” sensaciones que nos deja una cinta de este estilo unido a unos patrones pocos reconocibles: suspense durante todo el desarrollo de la acción, personajes carismáticos y finales inesperados. M. Night Shyamalan vivió con El sexto sentido (1999), El protegido (2000), Señales (2002) y El bosque (2004) su época de gloria con un estilo propio que encandiló a crítica y público. Tras probar suerte en el género de la acción con Airbender, el último guerrero (2010) y la más que fallida After Eath (2013), vuelve a las salas de cine con La visita (2015), una vuelta a sus orígenes y a todos los grandes elementos que nos aterraron durante años.

La visita cuenta la historia de Becca (Olivia DeJonge) y Tyler (Ed Oxenbould), unos hermanos que deciden ir a pasar una semana con sus abuelos a los que no conocen por culpa de una pelea que tuvieron con su madre cuando ésta era muy joven. De este modo, Becca intentará hacer un documental sobre la vida de su madre con todas las referencias a su casa, a su vida y a sus costumbres, que inundaban su día a día cuando era niña. La intención de la niña no es otra que conseguir el elixir que su madre necesita desde hace años. Pero la semana, que comienza de forma tranquila y relajada, se convertirá pronto en una experiencia extraña al ver que sus abuelos se comportan de manera inusual.

Una película sólida que gustará a los amantes del género

La historia de La visita está perfectamente entrelazada de principio a fin. En ningún momento, el espectador tiene la sensación de perderse por multitud de referencias a otros personajes, situaciones o lugares propios de otras cintas del género. Las interpretaciones de los personajes son más que correctas ya que en todo momento los niños se muestran inmersos en sus papeles y los abuelos destacan por no dar a entender el motivo de sus actitudes dejando siempre un halo de desconcierto, intriga y ganas de saber más, de principio a fin. Todos estos ingredientes, unidos a las sorpresas que nos tenía acostumbrados M. Night Shyamalan, dan como resultado una película sólida que gustará a los amantes del género.

Es importante señalar que no destaca por unos efectos especiales sorprendentes, los cuales son, de hecho, casi inexistentes, pero este atributo ayuda a que los sustos nos hagan formar parte de todo el misterio que rodea a los abuelos.

Uso abusivo de los recursos

Sin embargo, hay otros aspectos en los que la cinta peca del uso abusivo de recursos. En primer lugar, cabe destacar el ritmo de la acción, la cual no llega a despertar interés hasta bien avanzada cada escena. Otro elemento a tener en cuenta es el método utilizado para transmitir la atmósfera al espectador. Estamos ante un “found footage”, es decir, el metraje está grabado supuestamente por los mismos personajes a través de cámaras de vídeo o móviles. Los ejemplos más significativos de este estilo narrativo pueden ser la clásica El proyecto de la bruja de Blair (1999), la española REC (2007) y la reciente Project Almanac (2015). Es posible que el aficionado al cine de terror que vaya buscando planos concretos en los que la acción sea precisa, se sienta decepcionado en determinadas escenas debido a los planos de la cámara. Por último, el guion se extralimita con las bromas y chascarrillos. Pueden ser adecuados en ciertas situaciones de una película de miedo pero no ayudan a crear un ambiente propicio en momentos determinantes de la acción.

La visita es una opción muy recomendable para los amantes del suspense y el cine de terror que quieran volver a los orígenes de M. Night Shyamalan. La historia es novedosa, el conjunto de todos los elementos ayudan al desarrollo y la dinámica narrativa va creciendo a medida que pasan los minutos. Se le perdonan ciertos abusos de recursos que, en ocasiones, entorpecen el pánico que podría llegar a crear en el asiento del espectador. Y a ti, ¿te importaría meterte en el horno para limpiarlo?

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