Cuando llevaba un par de horas jugando a Watch Dogs, la nueva gran franquicia de Ubisoft, diferentes sensaciones venían a mi mente, pero sobre todo no paraba de pensar en el estado de la nueva generación de consolas. No es que esté muy boyante con respecto a novedades; bien es cierto que a partir de septiembre serán las plataformas que más juegos recibirán, pero hasta el momento y durante mucho tiempo, me temo que los que hemos invertido dinero en consolas “next gen” nos tendremos que conformar con versiones, o bien remozadas de juegos para ps3 y 360, o bien castradas para que, como dicen los chicos de Ubisoft “la experiencia sea la misma la juegues en la máquina que la juegues”. Yo más bien diría: “La experiencia será deficiente en las consolas antiguas, debido a sus limitaciones técnicas, y no todo lo buena que podría llegar a ser en las nuevas, debido a su carácter “intergeneracional”; así que al final tenemos un juego que no saca partido real de ninguna de las máquinas en las que aparece, quedándose a medio camino de todo.
La nueva gran promesa de Ubi se nos presenta como un Sandbox actual, basado en una gran ciudad como es Chicago, en la que se nos ofrece libertad completa para vagar por sus calles, a pie, en cualquiera de sus vehículos terrestres, ya sean motos, camiones o coches; o incluso por mar. Pero lo que es más importante de todo: se nos ofrece la oportunidad de hackear.
Podremos trastear con muchos aparatos para provocar accidentes de tráfico con los que retrasar a nuestros persecutores, también podremos sobrecargar generadores haciendo que exploten, abrir tuberías, provocar apagones, manipular cámaras de seguridad y varias cosas más que harán nuestro periplo por el hilo argumental del juego algo más entretenido y variado.
La historia, la típica de venganza, nos presenta a Aiden, un informático que busca venganza por la muerte de su sobrina; para ello se vale de todos sus trucos de hacker y de algunos aliados que le ayudaran hasta llegar al meollo del asunto. Poco más que contar, la historia por momentos carece de interés e incluso nos llega a resultar indiferente en muchas ocasiones. Los personajes no tienen fuerza ni profundidad y el argumento es lo más sobado del mundo dando tumbos de un lado para otro sin saber cómo enganchar, tirando de cliché tras cliché hasta la extenuación, cosa que duele especialmente cuando pensamos en todas las posibilidades que existen en una trama de hackers sobre una ciudad excesivamente controlada por los medios.
Una ciudad muy viva
Sin embargo, no todo van a ser malas noticias, alguna es buena, y la mejor noticia es que “Watch dogs” es divertido de jugar. El control es preciso (la conducción podría haberse pulido un poco más) y sobre todo ofrece novedades que llegan por parte del hackeo y todas las posibilidades derivadas de éste; tiene una barbaridad de contenido opcional y la campaña, si bien como hemos dicho antes no destaca por su argumento, sí que tiene una gran cantidad de misiones, todas ellas variadas y bien presentadas.
La ciudad de Chicago está viva, realmente viva, no sólo con transeúntes que se pasean de aquí para allá, sino de gente que realiza actividades de lo más variado; veremos gente cortando el césped, enviando cartas por correo, jugando al balón, esperando el bus, haciéndose fotos en grupo o sencillamente charlando… la cantidad y variedad de viandantes, cada uno con sus actividades y quehaceres, es lo nunca visto en un juego de este tipo, pero va mas allá cuando por medio del hackeo podemos obtener un pequeño perfil de todos y cada uno de los viandantes con algunos de sus datos más relevantes, e incluso a veces intervenir sus terminales para extraer datos o desbloquear extras, todo un acierto.
Las mentiras de Watch Dogs
Como hablaba al principio del artículo, la gran pega del juego es que gráficamente esta en un punto en el que no es next gen pero que no está suficientemente optimizado para ser Old Gen; de esta manera nos encontramos con unos muy pelados 30fps con muchos bajones y a 720p en consolas antiguas y 1080p a 30 fps estables como rocas y en cualquier situación en las consolas nuevas (en Xone funciona a algo menos de resolución) mejores texturas y algunos efectos más de postprocesado. Mejoras insuficientes y demasiado metidas con calzador como para que el juego se pueda considerar en ningún caso un autentico “next gen” sino más bien una versión bonita y estable de Watch Dogs, y esto es casi un insulto, porque un juego pulido y estable es lo mínimo que se le debería pedir a un producto de 69,99€.
No vamos a entrar en comparaciones con su presentación en el E3 de hace dos años, porque ya está Internet hirviendo con la flagrante mentira de Ubisoft, pero dejando esto de lado hay que decir, que si cogemos GTAV, lo ponemos a 1080 y a 30fps estables, seguiría siendo a todos los niveles mejor juego, y esto nos lleva al claro motivo de su retraso el año pasado. No hay que ser muy listo para deducir porqué Watch Dogs se retrasó seis meses: no es que el juego no estuviera pulido (que a día de hoy sigue sin estarlo del todo), sino que alguien de Ubisoft jugó a GTA y dejo de confiar en su producto, sobre todo cuando salía un mes después, así que la solución más acertada sin duda era retrasar su juego hasta que la fiebre hubiera pasado y “Watch Dogs” no entrara en comparación directa con el Monstruo de Rockstar, que lo supera en todos y cada uno de sus apartados.
Después de dicho todo esto, quiero dejar claro que Watch Dogs es un buen juego, un juego correcto con mucho contenido y divertido de jugar, pero NO es lo que Ubisoft nos ha estado vendiendo, no es lo que nos esperábamos y, si bien es cierto que si el juego viniese de otra productora el tratamiento sería más benévolo, también es cierto que no exigimos la misma calidad de una desarrolladora menor que de una de las grandes como es Ubi. Igual que no exigimos lo mismo cuando pedimos una hamburguesa en Mc Donalds que cuando la pedimos en un Fosters.
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