THE BOYS: alguien ha sido un superhéroe malo…

A estas alturas ya casi damos por hecho que cualquier superproducción, tanto para pequeña como para gran pantalla, que hable de superhéroes, estará basada en un cómic. A veces sólo ligeramente, otras veces con gran tino. Lo interesante del caso es que a día de hoy cualquiera que en su horizonte de héroes sólo tuviera Batman, Superman, Spiderman y algún “man” más, puede ampliar su elenco de hombres y mujeres con habilidades especiales viendo alguna de las series que nos ofrecen las plataformas de pago. Sí, podría gritaros: ¡leeros el cómic!, pero hay que saber dar las batallas por perdidas.

Partiendo de este hecho, os imaginaréis que The Boys guarda fidelidad al cómic de Garth Ennis en un….no, no diré un porcentaje, pero es bastante bajo, lo cual no quita para que la serie, que ahora podemos visionar en Amazon (quien irónicamente, con la serie, critica el monopolio de las grandes marcas, ejem), se ajuste bastante a lo que yo quería ver: un enfoque inusual para estas figuras con poderes que siempre buscan hacer el Bien por defecto.

El recurso más valioso del mundo está corrupto

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Su día a día: baños de masas con gente que les adora.

Así, The Boys trae un punto de vista irreverente de los superhéroes, convertidos estos en superestrellas, celebrities, con gran influencia tanto en los medios de comunicación como en la economía y política de los países, se dedican a abusar de su poder y llevar una vida desenfrenada. Vought, la empresa privada que aglutina a la mayoría de los superhéroes, liderada por Madelyn Stillwell (Elisabeth Sue) tiene en “Los Siete” a sus máximas estrellas, las más malvadas, decadentes y egocéntricas de todo su elenco de superhéroes, quien, además de gestionar sus contratos, sacar tajada de merchandising y corromperles por dentro, ocultan los devaneos con drogas, sexo y “daños colaterales” (vamos, muertes de personas que “accidentalmente” provocan los súpers), haciendo que la espiral de vicio, para qué lo vamos a negar, nos sea inusualmente familiar (guiño, guiño).

¡Consiga su propio superhéroe!

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Superestrellas vendidas al mejor postor.

La mayor parte de la sociedad, no obstante, vive ajena a la idea de que un superhéroe pueda no ser justo y puro, y los considera su bien más preciado. Así, mientras la empresa privada intenta hacer entrar a Los Siete dentro del sistema oficial de defensa (el ejército, vaya), las ciudades pagan cifras astronómicas para tener a un superhéroe en su ciudad, y así aumentar su caché.

Y en este contexto tenemos a un protagonista que recuerda mucho a Martin Freeman en La guía del autoestopista galáctico, un chaval con un aire un poco de despistado, buena gente, y al que todo en lo que se sumerge cuando su novia es sádicamente asesinada por un súper le queda muy grande. Hughie Campbell (Jack Quaid) descubre que existen los súpers corruptos, y se une a una panda algo disfuncional que intenta acabar con ellos, Billy Carnicero (Karl Urban), Frenchie (Tomer Kapon), Kimiko (Karen Fukuhara) y Mother’s Milk (Laz Alonso).

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Aquí está el disfuncional grupo que va a salvar al mundo de sí mismo.

No es la primera adaptación de un cómic de Garth Ennis; aquellos que conocemos su obra (Thor: Vikingos, Punisher, The Pro…) estamos acostumbrados a personajes complejos, disfuncionales, algo sádicos y que provocan problemas allá donde van. Aunque bastante diferente al cómic, tuvimos una estupenda adaptación con Preacher, que ahora estrena cuarta temporada y, aunque algo más edulcorada, con The Boys mantenemos los grandes temas que a Garth Ennis le gusta explorar: el bromance, los superhéroes, la ultraviolencia, los misterios de la fe y, no se sabe muy bien por qué, el enriquecimiento del lenguaje a base de palabras malsonantes.

Con The Boys decidieron seguir con el ritmo del cómic y el tono dramático, pero aligerando la carga de humor negro y rebajando el gore, para dejarlo sólo en ese punto necesario para recordarte que los poderes pueden afectar negativamente a las personas que te rodean. Este descenso de la crudeza, lejos de considerarlo algo negativo, le da credibilidad a la serie y la enmarca en un entorno realista, un mundo donde realmente los superhéroes podrían estar conviviendo con el resto de los mortales.

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No falta ese toque gore.

No obstante, nos encontramos ante un producto fácil de digerir (sí, siempre teniendo en cuenta el +18) puesto que su argumento es sencillo, la línea entre buenos y malos está muy bien marcada, y los únicos que nos presentan un conflicto son Los Siete, obligados a ser poco más que una marca para el mundo, y que, debido a ello, se mueven algo más por la banda de los grises, siendo Patriota (Antony Starr) posiblemente la excepción, con ese narcisismo y complejo de Edipo tan latente. La interpretación de este es la más interesante, aunque sus compañeros de equipo también responden de manera satisfactoria: Dominique McElligott como Reina Maeve, Jessie T. Usher como A-Tren, Chace Crawford como Profundo, Nathan Mitchell como Negro Oscuro, Alex Hassell como Translúcido y Erin Moriarty como Luz Estelar. Sí, todos superhéroes cuyos poderes nos recordarán a superhéroes más conocidos, lógico si pensamos en que están basados en La Liga de la Justicia.

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La verdadera cara del primer superhéroe; pues un poco sociópata parece, ¿no?

Al contrario que el cómic, donde “The Boys” era un comando de la CIA que mantenía a raya a los superhéroes mediante prácticas no demasiado convencionales, la serie no pretende realmente aleccionarnos sobre el Bien y el Mal, o crearnos conflictos para ver en dónde nos posicionamos. Asume la situación y nos presenta una primera temporada de 8 capítulos de puro entretenimiento con un buen ritmo, diálogos relevantes, algunos misterios, humor negro y sí, algo de acción-gore.

Queda atrás el análisis complejo al que inevitablemente tendríamos que someter al cómic para refugiarnos en una versión light de la historia de The Boys en la que el sexo no tiene tanta presencia, los protagonistas no están tan constantemente puteados, los personajes femeninos se distancian de la crítica y la sátira para estar más acordes tanto con un público mainstream como con el pensamiento del año en el que vivimos, y en definitiva, para encajar algo más con la imagen de serie de superhéroes a la que estamos acostumbrados. ¿Esto es malo? Personalmente me fastidia ver desvirtuada una obra de Garth Ennis, pero no siempre nos encontramos en el mundo del cine y las series a productores o empresas dispuestos a arriesgarse. Habrá que seguir leyendo cómic.

The Boys

6.9

NOTA GLOBAL

6.9/10

Destaca en:

  • Es entretenida, con buen ritmo y actuaciones decentes
  • Ofrece algo diferente en madera de superhéroes
  • Los amantes del humor negro y el gore tendrán sus minidosis

Podría mejorar:

  • La crítica a las marcas, los celebrities y los monopolios queda empañada cuando ves quiénes son los productores de la serie
  • Se aleja mucho de la visión del cómic de Garth Ennis

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II

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