Ya estoy viendo dentro de unos años a los profesores poniendo a sus alumnos esta película como ejemplo de…pues de todo de lo que presume EEUU, como si nunca hubiera tenido mierda encima. Un país en el que tienes a todo el mundo desinformado y en el que, a través de las películas, sueltas tu discursito de las libertades humanas haciéndoles creer que son el paradigma de la moralidad y las buenas costumbres. Así es lo que tenemos, películas americanas siempre desde el prisma americano en el que la URSS (en este caso) siempre será pintada como la mala y, mientras sus compatriotas son héroes, los del otro bando siempre serán el Mal reencarnado.
Por supuesto, Spielberg es un maestro en esto. No se le puede negar la perfección con que trabaja cada detalle. Diálogos geniales, planos perfectos, una ambientación excelente (los años 50, tal cual) buenos actores (destacando a Mark Rylance como el espía Rudolf Abel)…una inmersión total en la historia con un acabado técnico de una belleza innegable con la que no puede ocultar que estamos viendo más de lo mismo.

Y es que estoy hasta el gorro de los discursitos camuflados. Me pintan a James Donovan (Tom Hanks) como un santito y un mártir pasando por encima de todos los que quieren llevarle al lado oscuro, y poniéndole de ejemplo del ciudadano medio americano, cuando ya sabemos cómo se las gastan los abogados. Y si no es él, puedes meter a otro personaje que suelte la Declaración de Independencia de EEUU como quién no quiere la cosa, que eso genera mucha empatía. Y lo rusos, malos todos. Y los alemanes, malos todos.
Y no sólo de patriotismo exagerado está lleno “El puente de los espías” (2015), también tiene clichés para aburrir (“cariño, ¿por qué lo defiendes? ¡nos van a mirar mal!”) mezclado con situaciones que generan empatía, pero no acaban de calar porque, no lo neguemos, no se trata de que esté basada en hechos reales (al fin y al cabo, ni los americanos conocerían el conflicto en el que está inspirada la película) sino que todo resulta lineal y predecible. Matt Charman y los hermanos Coen sin duda han hecho un buen trabajo con el guión, pero ya que te han dado la historia: detención del espía ruso Rudolf Abel e intercambio de prisioneros en una Alemania construyendo su Muro, pues intenta que la cosa se salga de la tónica y sea algo, si no original, por lo menos memorable. ¿Quién puede olvidar “La lista de Schindler” (1993)? Y la historia estaba ahí, dirigida por el mismo tío, pero el cómo contarla es otro tema y el cómo sacarle todo el jugo también.

Porque parece que al que le han sacado jugo es a Tom Hanks, preparándole un papel hecho a su medida (y ojo, que pienso que es un gran actor) y se han olvidado del resto. Esta película está llena de secundarios con potencial (Alan Alda, Eve Hewson, Sebastian Koch, Peter McRobbie) tanto los actores como sus personajes, y todos los matices que podría haber tenido “El puente de los espías” se han ido al garete por el retrete del acaparamiento. Me habría encantado ver la lucha de Francis Gary Powers (Austin Stowell) o de Frederic L. Pryor (Will Rogers) o sencillamente no ver pinceladas de conflicto allí donde debería haber brochazos, pero en muchos casos se han conformado con ser oportunistas y mostrar sólo lo que les convenía.

En definitiva, “El puente de los espías” me ha resultado demasiado anodina. Entretenida, digna de elogio en cuanto a fotografía, montaje, recreación y dirección, pero con un posicionamiento ideológico descarado que si ya acompañaba a todas las películas bélicas producidas por EEUU, ahora abarca también el cine judicial y sí, eso es malo, primero porque empaña aquello de “basado en hechos reales”, y segundo porque el cambio de tercio pasando de “me ha tocado ser tu abogado, maligno espía ruso, pero te voy a defender porque soy así de bueno” al “me ha vuelto a tocar la china de intercambiar a un piloto ruso por el maligno espía al que acabo de salvar del paredón”, hace que se pierda el ritmo y, según quién sea el espectador, el interés. Básicamente porque no se debe intentar hacer con una película de este tipo una historia para todos los públicos.
Me gustaría que os quedarais con esa parte de la historia que es un ensalzamiento de los valores que se muestran, no detrás de la cámara, sino en el guión de los Coen cuando hacen hablar a los dos peones del sistema, James Donovan con Rudolf Abel, para mostrar que, al final, todos somos humanos, podemos conocer y reconocer las virtudes en aquel que es considerado enemigo y, a través de ello, hacer una reflexión sobre nuestros valores y, si es necesario, cambiar para ser consecuentes con aquello que creemos.

No he visto todavía la película. Me ha gustado mucho leer tu review. Sabemos de sobra que estos peliculas los gusta a publico, sobretofo el publico americano. Pero desde q ha terminado la Guerra Fría los productores de Holywood no han cambiado este tipo de guillon. Los americanos son buenos, son únicos( normalmente) salvadores d Mundo y Universo. Los rusos, chinos, coreanos ( y algunos pocos más) son malos. Parece ser q para q película recaude buena caja este tipo de guillon van a interpretar una y otra vez con algunos cambios no muy grandes. Reconozco q en EEUu el patriotismo es muy importante, pero ellos quizás no saben q en otros países es igual de importante aunque no se demuestra tanto. Un beso.
Lagatacontacones
Gracias por tu comentario Irenita. Ciertamente, es un apartado muy importante ese que comentas. El patriotismo es igual de importante en otros países y eso…pocas veces lo reflejan sus películas. Un abrazo.