En la línea de lo que suelen hacer Mary M. Talbot y Bryan Talbot (y si no opináis igual, pensad en Sally Heathcote. Sufragista) nos llega la novela gráfica sobre la heroína francesa Louise Michel, llamada la Virgen Roja, sobrenombre que da título a esta obra.
Obviamente, se trata de la biografía de esta poetisa, oradora y revolucionaria mujer que vivió durante la segunda mitad del s. XIX, bajo los ideales del anarquismo y el feminismo, mientras las guerras se sucedían a su alrededor. Lejos de ser una espectadora pasiva, luchó en primera fila durante la Guerra Franco-Prusiana, estuvo involucrada en la Comuna de París y vivió entre los indígenas durante su deportación en Nueva Caledonia. Unas breves pinceladas que sirven de aperitivo para una novela gráfica que, desde ya, os recomiendo comer entera.
Los Talbot lo tenían fácil para hacer de La Virgen Roja (2020) un cómic apasionante. La vida de Louise Michel (1830-1905) es tan turbulenta como interesante y el guion toma la inteligente decisión de crear dos escenarios, a modo de flashbacks, en los que contar la historia.
El primero tiene lugar a principios de 1905. Coincidiendo con el funeral de Louise Michel, hace escala en París durante su gira de conferencias la socialista feminista Charlotte Perkins. La recoge Monique, una joven cuya familia vivió la guerra con Prusia (Alemania) y que hará de anfitriona. Sus conversaciones derivarán en el segundo escenario, en el que a modo de flashbacks retroceden hasta diciembre de 1870, cuando París estaba cercado desde hacía meses y la situación para los parisinos se hacía insostenible. El hambre, el frío y la enfermedad se cebaban sobre ellos y Louise Michel, al igual que otros muchos, sentía la necesidad de una revolución social, en vista de la apatía de los dirigentes.
La historia es, sin duda, conmovedora. Monique y su madre Élianne narran a Charlotte la historia que vivieron en sus propias carnes, pero no sólo a través de ellas se nos transmite la pasión por una época tan cruda como llena de cambios. El dibujo, de gran fuerza expresiva, característica de los Talbot, nos sumerge de lleno en la convulsa Historia y nos hace sentir los ideales anarquistas y feministas como si nosotros mismos estuviésemos siendo espectadores de los mítines, compañeros de batalla o interlocutores de las conversaciones.
Esta pasión viene de boca de hombres y mujeres deseosos de cambios políticos y sociales. Como todos aquellos que han sufrido la guerra y sus consecuencias, Louise Michel y el resto de personajes desean un mundo mejor, diferente, próspero y pacífico y el cómic ilustra estas esperanzas no sólo a través de los diálogos, exquisitamente inmersos en la narrativa de La Virgen Roja; sino a través de personajes históricos contemporáneos a ellos (como Wells, Bulwer-Lytton, Bradley Lane…) que nos dejan una palabra que condensará todas sus ideas: la utopía.
“Dado que parece que todo corazón que late por la libertad sólo tiene derecho a un poco de plomo, exijo mi parte. Si me dejáis vivir, no dejaré de clamar venganza…” (Louise Michel)
Pero no todos optan por pensar en una utopía de igual manera. Las mujeres de esta novela gráfica (igual que lo son las de Marjane Satrapi en sus obras) son amantes del progreso y se apoyan en la educación y la tecnología como pilares para sostener sus ideas. Me gusta de La Virgen Roja que, pese a su inconfundible defensa de (utópicos) ideales, es capaz de transmitirnos ese sueño de un mundo mejor.
No es de extrañar que Louise Michel, gran cicerona, fuera considerada una heroína para el pueblo francés. Y menos que nosotros, lectores, opinemos igual después de ver el despliegue de medios del que hacen gala los autores para contarnos su versión de la historia y que abarca desde el dibujo el dibujo en blanco y negro en contraste con esas páginas llenas de color, hasta la exhaustiva documentación, pasando por la preciosa edición elaborada por Ediciones La Cúpula (la mía: una sexta edición en tapa blanda con solapas 16×22’5, papel mate y muchos extras con las fuentes consultadas y notas didácticas).
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Y puede que no sea lo importante, ni imprescindible si esa historia es cierta o no. La ficción tiene una puesta en escena casi fantasiosa y que es fruto de la pasión de los Talbot porque nuestra introspección no sea tibia, sino que ruja como el grito desesperado de los anarquistas y marxistas en su lucha, para que brille tanto como el pañuelo de Louise, rojo símbolo colgado siempre a su cuello.
Ese rojo sigue siendo una constante en las viñetas de los Talbot. En ningún momento pretende que pensemos que ni esta ni otras de sus obras son tranquilos paseos por la Historia. Toda ella está manchada de sangre a través de sentencias de muerte, batallas, paseítos al paredón y una crueldad visceral que hace que nos preguntemos, ¿para qué esta lucha?
Su lucha por la igualdad en la educación, en el matrimonio, en las urnas, se siente tan real como si nosotros estuviésemos allí, al igual que su desesperación por ese sueño roto. Entre milicianos, anarquistas y antimonárquicos uno pensaría que existiría unidad para cambiar las cosas, pero… sin ánimo de ponerme política (inevitable, ya lo veréis, cuando leáis La Virgen Roja), ¡cómo se nota que no aprendemos nada de la Historia!
La Virgen Roja
Destaca en:
- Nos ilustra sobre un periodo de la Historia poco conocido.
- Derrocha pasión en cada página.
- Gran sensibilidad narrativa y de estilo.
- Se nota que esta obra es posterior a la de Sally Sufragista puesto que enmienda errores respecto a la narrativa y el exceso de personajes.
Podría mejorar:
- Sigue dando por hecho que conocemos hechos históricos.
- La primera escena es demasiado críptica.