Aquí en España, la generación millennial, quienes rondan hoy la treintena y cuarenta y pocos, ha incorporado el juego online a su rutina con naturalidad, a ratitos entre semana y con sesiones más largas cuando cuadra.
El fenómeno ya no es de nicho. Hablamos de un ocio digital transversal que convive con trabajo, familia y vida social, y que ha alcanzado cifras récord de usuarios y facturación en 2024, con España consolidada entre los grandes mercados europeos, según la Asociación Española de Videojuegos.
No extraña, ya que el móvil nos acompaña todo el día, la consola nos espera por la noche y el PC se queda para el rato largo del fin de semana. Por aquí lo vivimos a nuestro aire, con mucha cultura friki y sin perder el salero.
Quiénes son: Retrato millennial del jugador y la jugadora online
El perfil millennial que juega online en España es variado y ya paritario. En 2024, la comunidad superó las veintidós millones de personas y, por primera vez, hay ligeramente más jugadoras que jugadores.
El salto no es solo cuantitativo. También cultural, el juego online está en la sobremesa, en la parada del bus y en la noche del viernes, con una normalización que se nota en casa y en el trabajo.
Además de la recomendación de colegas y streamers, mucha gente se guía por comparativas y guías de experiencia de usuario como en el caso de los grandes comparadores online como Time2play, donde jugadores y expertos se reúnen para informar sobre cómo disfrutar del entretenimiento digital con comodidad, seguridad y sin complicarse.
A fin de cuentas, lo que buscamos es entrar, jugar y salir sin rollos. Para dimensionar el panorama, el sector facturó más de 2.408 millones de euros en 2024, con España situada ya como tercer mercado europeo por ingresos, y con un crecimiento que consolida la madurez del hábito entre adultos.
Dónde, cuándo y qué juegan
La gran mayoría de millennials juega “a sorbitos” en el móvil, porque es lo que tenemos a mano cuando el día va volado. Cinco minutos antes de entrar a una reunión, un par de partidas en el tranvía o mientras se hornea la cena.
El tramo nocturno y los fines de semana se reservan para la consola o el PC, cuando apetece desconectar del todo y echar la noche con la cuadrilla online. Este patrón encaja con el nivel de digitalización del país.
El 95,8% de la población usó internet en 2024, según el INE, lo que facilita que el juego online se meta en cualquier hueco de la jornada sin pedir permiso. Con el día partido en mil tareas, los géneros que mejor encajan entre semana suelen ser deportivos, lucha o “arcades” que permiten partidas rápidas.
Para la noche o el domingo, muchos millennials prefieren sumergirse en aventuras de mundo abierto o en un buen RPG. Títulos como Starfield invitan a esa sesión larga, de manta, auriculares y exploración pausada, ideal para cuando hay tiempo por delante.
Comunidad, directo y España en el mapa
El hábito millennial no se queda en jugar. Se comenta, se comparte y se ve en directo. Las comunidades en plataformas de chat y los directos de streamers montan la sobremesa digital perfecta para quien llega cansado y quiere asomarse un rato al juego sin tener que ponerse a los mandos.
La cultura de eventos mantiene viva la conversación durante todo el año, con su mezcla de humor, debate y seguimiento de nominaciones y entregas de premios. Por aquí somos de decir “anda que no” cuando un tráiler nos pone los dientes largos, y de discutir con arte qué merece GOTY y qué no.
Además, a la hora de comparar, España ha creado un perfil propio. No somos los que más gastamos por persona ni los que más horas dedicamos a la semana, pero sí un mercado amplio, constante y con una cultura friki muy arraigada.
Las cifras de ventas muestran que seguimos valorando el formato físico en consola, con cientos de miles de unidades vendidas y más de tres millones de accesorios en 2024, mientras el canal digital se consolida como motor del crecimiento anual. La clave, para la cohorte millennial, es la flexibilidad.
El juego online entra y sale de la agenda sin pedir cita, encaja con las responsabilidades de esa etapa vital y mantiene el componente social gracias al directo, la partida rápida y las quedadas nocturnas de fin de semana. Ese equilibrio explica por qué el número de jugadores y jugadoras sube y por qué la industria encadena récords.