DETROIT BECOME HUMAN: la ¿cultura? de las máquinas

Adoro a David Cage. Creo que su santa trilogía (Fahrenheit, Heavy Rain y Beyond Two Souls) y que me perdona Omikron pero todo lo que lleva “santa” debe ser trilogía, me ha hecho tenerle en mi top 5 de diseñadores (ya hablaremos de ese tema) durante años.

Al final, hasta él es perro viejo y no puede evitar llenar su nueva obra, Detroit Become Human, con referencias a sus anteriores obras, como forma de homenaje.

Esto, de primeras, no tiene nada de malo, pero mientras que en Fahrenheit daba explicaciones sobrenaturales a las acciones, aquí intenta explicar los sucesos por medio de la ciencia ficción y el ya sobado, pero aun así en boga, alzamiento de las máquinas y el despertar de su conciencia y, ay, amigo, hay cosas con las que uno no debe jugar.

Detroit Become Human es entonces otra aventura gráfica y drama interactivo salida de Quantic Dream, ambientada en un cercano 2038 y que narra desde tres puntos de vista diferentes, los de los androides Kara, Connor y Markus, cómo, en un mundo donde la empresa Cyberlife ha inundado los hogares y negocios con androides multiusos, causando para muchos una vida más cómoda y para otros la pérdida de sus trabajos, los androides toman conciencia de sí mismos y se enfrentan a la sociedad para que les reconozca como seres conscientes y, por lo tanto, iguales en dignidad a los humanos.

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¿Quién quiere mamá teniendo a esta androide de uso doméstico?

Detroit Become Human viene a solucionar uno de los problemas que siempre le encontré al manga y anime de las CLAMP, Chobits y es que apenas encuentra problemas en la existencia de los Persocon. En Detroit, se presenta a los androides como el origen de los conflictos sociales, a veces a través de escenas (manifestaciones, actos violentos, gestos de odio y desprecio continuos…) y otras por medio de las 46 revistas coleccionables que te ofrecen información sobre lo mal que está el planeta en todos los sentidos, y algunas chorradas más. Una forma un poco rancia de ponernos en contexto, dado que podrían haber enriquecido la trama y haber dado al juego un ambiente un poco más opresivo y realista, haciendo que todas esas cosas de las que hablan las revistas estuviesen incluidas en las tramas de los androides, aunque fuese no integradas en sus narrativas, sino sólo como partes del paisaje de la ciudad. Aunque, claro, eso igual habría significado un mundo un poco más abierto…

Pero no quiero desviarme…hablemos de androides y su “humanidad”

Me ha costado mucho tomar decisiones porque, además de mi propia y habitual vacilación cuando juego a este género, siempre parto del hecho de que las máquinas son máquinas y, por mucho que un ordenador o una tostadora tengan aspecto humano, sigue siendo una máquina y en Detroit tienes que, de alguna manera, ponerte del lado de los androides.

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Me cuesta creer en las máquinas como seres vivos, ¿qué queréis que os diga?

Y, sin embargo, David Cage, quiere que tomemos decisiones en su juego, y nos ofrece muchas (pero muchas) opciones para escoger nuestro camino durante el juego, quitándonos esa opción que tienen tantos videojuegos para pensar (que la barra de tiempo está ahí, mirándome y avanzando, la muy puñetera), haciendo que optemos por decisiones casi impulsivas, lo cual por un lado equipara los androides a los humanos y, por otro, ya como jugadores, nos acerca el videojuego a la vida real de una forma casi enfermiza, al tener las decisiones que tomemos un poder casi real sobre la historia.

Tampoco estoy diciendo que nos cueste tanto ponernos en la piel de los protagonistas por muy robots que sean. Cuando el muñeco que manejas con el mando de la PS4 tiene el aspecto de Bryan Dechart (en el caso de Connor), de una buenorra Valorie Curry (Kara) o del seductor Jesse Williams (Markus), dejas de ver androides para ver a seres vivos y acabas preocupándote por ellos, sean humanos o no.Detroit-Become-Human-Generacion-Friki-Texto-1

Desde luego, el trabajo que hace Detroit Become Human por mostrar lo diferente que es la vida cuando no eres humano es grandioso. A nivel técnico posiblemente es de lo más potente que nos ha ofrecido la PlayStation 4, haciendo que este juego sea una de las experiencias más impresionantes de la generación en lo visual. Ciertamente se lo puede permitir porque siempre se juega en un entorno sumamente controlado, pero aun así deslumbra, haciendo que, una vez más, se sitúe a la cabeza en cuanto a representación de rostros humanos se refiere. En este sentido, el uso de un motor gráfico propio juega un papel determinante (ya sabéis, “No hemos reparado en gastos.”).

Pero no dejo de pensar en los androides…

Entre investigaciones, persecuciones, estrategias, conversaciones y la carismática cara del detective Hank Anderson queriéndonos y odiándonos, sigo teniendo tiempo para reflexionar sobre que las IAs con aspecto antropomórficos quieren ser iguales a los humanos y que el juego intenta meterme en la cabeza la idea de que la situación de los androides es comparable a la del racismo hacia los negros o el genocidio de los judíos pasando por cualquier forma de esclavismo que se os ocurra.

Así pues, David Cage compara el racismo con las inteligencias artificiales, nos guste o no. La comparación está ahí, aunque realmente volvemos a lo que hablé en el análisis de Chobits o en el de los androides sexuales acerca de, entre otras cosas, que la llegada de la singularidad acabaría por abrir un debate sobre lo ético que es tener IAs puesto que sería como tener esclavos y, si aplicamos la singularidad a Detroit Become Human, sin duda podemos hablar de rebelión de las máquinas y de matanzas, racismo y todo lo demás.

Pero el problema de este videojuego es que parte del hecho de que los androides SON un pueblo, aun en su formato máquina programada, y lo segundo anula directamente lo primero. Es imposible que se creen identidades de la nada, hay necesidad de un contexto histórico para ello. Tanto los judíos como los negros tenían una identidad cultural, un motivo por el que sentirse agraviados cuando se les privaba de sus derechos y libertades y se los equiparaba, ya no a las máquinas (porque, quitando golpecitos en las cpu antiguas y lanzamientos de mandos a distancia, los humanos cuidamos de nuestras máquinas) sino a las bestias (y creo que también habría que hacer puntualizaciones sobre esto).

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Estoy deseando que alguno de ellos se marque un Rosa Parks.

Cuando veía la escena de la purificación de los malos espíritus de los esclavos negros en Entrevista con el vampiro o toda la serie de Luke Cage pensaba en la riqueza de la cultura afroamericana a través de los siglos y en cómo les han hecho ser el pueblo que son y entiendes sus reivindicaciones. En el caso de Detroit Become Human, que existe un despertar de las conciencias hasta para androides que aún no habían sido utilizados, me cuesta empatizar con su causa (y eso, al final, se refleja en las decisiones que tomas al jugar)

Y, sin embargo, todos los pueblos en algún momento tienen que empezar, surgen como pueblo y, aunque sea en el 2038, ¿por qué no pensar que es la hora de los androides? En la Biblia, concretamente en el Génesis, tenemos descrito exactamente el momento en el que Abrán o Abram funda el pueblo (y de paso una religión) y no creo que a nadie se le haya ocurrido cuestionar que dónde vas creando un pueblo. ¿Deberíamos dar el beneficio de la duda a la obra de Quantic Dream y creer en la identidad como pueblo de los androides?

Conclusión:

¿Qué dice la prensa?

En este caso las reviews de la prensa estaban disponibles entre 3 y 8 días antes del lanzamiento del juego.

Detroit Become Human tiene un promedio de 7.8 en Metacritic otorgado por la prensa y un 8.8 otorgado por los usuarios.

Prensa nacional:

Meristation: 8.5

3DJuegos: 9.0

Vandal: 9.0

Prensa internacional:

IGN: 8.0

Edge Magazine: 8.0

Destructoid: 7.0

¿Qué dice Generación Friki?

Finalmente, Detroit Become Human es un juegazo. No sólo a nivel técnico, sino también dentro de las aventuras gráficas, donde la experiencia de interactividad es más que sobresaliente. Aquellos que no busquen más en este juego, sin duda quedarán muy satisfechos, aquellos que, como yo, siempre gusten de buscar las costuras a todo lo que leen, ven o juegan, posiblemente acabarán encontrando pegas a la equiparación de las máquinas con los humanos. Y, no obstante, sin duda disfrutarán del juego.

Ah, y, aun así, vivo acojonada con el día en que las máquinas se marquen un Westworld en toda regla…

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Detroit Become Human

8

NOTA

8.0/10

Destaca en:

  • Pepino a nivel técnico
  • Historia interesante
  • Inmersión en el juego

Podría mejorar:

  • ¿Cultura de las máquinas?

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II

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