Eleanor Shellstrop (Kristen Bell) es una mala persona, de eso no hay duda; es una mujer egoísta, egocéntrica y muy maleducada que solo se preocupa de sí misma y de nadie más pero que, por alguna descabellada razón (y tras sufrir un ridículo accidente relacionado con carritos de supermercado), muere y acaba en el Cielo, un lugar reservado para una afortunada minoría que dedicó su vida en la Tierra a ayudar a otros, ¿cómo demonios ha terminado en el Paraíso alguien como Eleanor?
Pero mejor vayamos por partes, porque lo primero que Michael (Ted Danson), el arquitecto omnipotente del Más Allá encargado de construir el vecindario al que llega Eleanor, le explica a nuestra protagonista, es que el Paraíso en el que se encuentra no tiene nada que ver con el cielo cristiano, o el de ninguna otra religión, simplemente se trata de “The Good place”.
Con esta premisa arranca The Good place, comedia creada por Michael Schur (más conocido por su participación en The office) que, tras su estreno en Netflix en 2016 acumula ya 3 temporadas a sus espaldas y que, por si no había quedado claro, nos cuenta la historia de Eleanor Shellstrop, que intentará por todos los medios que nadie descubra que esta en el cielo por error a la vez que intenta aprender a ser mejor persona.
Puede parecer un argumento algo extraño, pero The Good place es una serie muy inteligente que sabe jugar muy bien con todos los elementos que tiene a su disposición para evolucionar y mantenerse fresca a lo largo de sus 3 desternillantes temporadas. Esto es debido, en parte, a un ritmo a prueba de bombas que mantiene el interés del espectador en (casi) todo momento y a las constantes sorpresas que el guion se guarda bajo la manga y que desembocan en un par de giros que, si bien tardan en aparecer, son realmente atrevidos y acaban suponiendo una de las razones por las que The Good place resulta una serie tan satisfactoria.
Pero al final lo que tenemos entre manos es una sitcom y, como tal, no se puede obviar uno de sus aspectos fundamentales: el humor.
Y es que el humor en toda sitcom se cimienta en sus personajes, y lo cierto es que The Good place puede presumir de un elenco de lo más inspirado y divertido: Chidi (William Jackson Harper), Tahani (Jameela Jamil), Jianyu (Manny Jacinto), Michael y Janet (D’Arcy Carden) componen la tropa de personajes que acompañará a Eleanor (una Kristen Bell a la que el papel le sienta como un guante) en sus peripecias en el más allá y que cuentan con personalidades bien definidas que además se complementan muy bien unas con otras, dando lugar a situaciones de lo más variadas y constituyendo, en general, un grupo de lo más divertido en el que además se le da mucha importancia a la evolución y el desarrollo de sus personajes, algo clave a la hora de construir relaciones creíbles y dinámicas.
The Good place cuenta, además, con un componente filosófico que habla sobre la ética, el Bien, el Mal, el sentido de la vida y un sin número de cuestiones que se manifiestan gracias a las lecciones de Chidi, que es profesor de Filosofía Moral y que, en su empeño por enseñar a Eleanor a ser una mejor persona, será el catalizador de una gran cantidad de diálogos y situaciones que, si bien nunca se atreven a ir un paso más allá y tomar el timón de la serie, sí que están presentes de forma constante y acaban suponiendo una de las señas de identidad de la obra.
Por supuesto no todo es perfecto, y The Good place arrastra ciertos lastres que, si bien no estropean la serie, consiguen empañar ligeramente el conjunto. Son detalles de poca importancia; altibajos en el ritmo del guion, ciertas situaciones que se pueden sentir algo forzadas o cierto personaje sobreactuado que podría dar algo más de sí… No es que sean problemas graves, pero están ahí y merece la pena señalarlos.
Así, The Good place se perfila como una de las comedias más interesantes de los últimos años. No va a revolucionar el género pero se trata de una serie atrevida, dinámica y muy divertida que además sabe jugar muy bien con las expectativas del espectador y reinventarse a sí misma con mucha naturalidad. Si estás buscando algo divertido pero con “chicha” no la dejes escapar, merece la pena verla sólo por el final de la primera temporada.
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