GAMBITO DE DAMA: la soledad del peón que luchaba por ser reina.

Al cine le encanta mostrarnos historias de eso que llaman genios disfuncionales, personajes que brillan por su talento, pero que ni su madre aguanta. En las últimas décadas hemos podido hartarnos de biopics, tanto ficticios como reales de Sheldoms Coopers que aparecen en todos los ámbitos, dejando patentes que no sólo de Van Goghs que se cortan el lóbulo de la oreja vive el hombre, sino que en todos los gremios cuecen habas. Yo, Tonya hablaba de una patinadora, Millennium de una hacker, The Imitation Game de un matemático… y Gambito de Dama, la obra que hoy analizamos, de una jugadora de ajedrez.

Anya Taylor-Joy (y en otras edades de Beth: Annabeth Kelly e Isla Johnston) interpreta en esta miniserie de Netflix de 2020 a Beth Harmon, una ficticia jugadora de ajedrez, la clásica niña-prodigio huérfana incomprendida que de forma casi mágica descubre no que le encanta el ajedrez, sino que, ¡oh, sorpresa! el ajedrez con drogas mola más.

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Mujer en un mundo de hombres.

Gambito de Dama se mueve ágilmente entre el carácter naturalmente taciturno y esquivo de la protagonista y un montón de situaciones familiares que no por tópicas son menos trágicas y que justifican las reacciones de Beth ante todo lo que pasa a su alrededor y las decisiones que toma. Pero el hecho de provenir de un hogar roto por el abandono y las drogas, su paso por el orfanato, la muerte de los seres queridos y otro sinfín de tristes sucesos provoca también que las personas a su alrededor la quieran bien y sean más comprensivos con ella que lo que serían con cualquier otro. Como se suele decir y porque una cosa no quita la otra, Beth es una persona rodeada de seres humanos mejores que ella.

Este hecho no sólo es destacable en Gambito de Dama como parte de un guion bien hilado que requiere de personajes que acompañen a la protagonista, sino que es parte de una estructura narrativa necesaria para hacer que la trama se centre no sólo en el mundo del ajedrez, sino en la complicada personalidad de Beth. Por ello, Any Taylor-Joy interpreta magistralmente a la ajedrecista, pero no sólo en las situaciones en las que interactúa con los demás, sino en tantos momentos en los que convive consigo misma y sus demonios.

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La importancia de un buen maestro.

No es que se trate de una actuación de Oscar (signifique ya a día de hoy lo que signifique eso), pero la lucha con uno mismo y la deconstrucción de la psique de un genio siempre es interesante de ver en actores y actrices y en el caso de Beth es tan introspectiva que, en definitiva, uno tiene que dejarse llevar por las emociones que le produce la actuación porque es siempre demasiado sutil. Recuerdo cómo en Lady Bird la chica se nos antojaba bastante estúpida, inconsciente y contradictoria, lo cual me llevó a pensar que la actuación de la protagonista, interpretada por Saoirse Ronan era espectacular al saber reflejar los convulsos años de la adolescencia, y de igual modo, viendo Gambito de Dama tengo las mismas sensaciones. Cómo una mujer compite en un mundo que parece que no la quiere a ningún nivel (como hija, como compañera de profesión, como mujer, etc) y comprendes que lo que estás viendo es a una niña-adolescente-mujer que va viéndose arrastrada por las circunstancias que la rodean teniendo que ir madurando como puede y le permiten, manteniéndose siempre cerca de lo único que le importa: el ajedrez.

Supongo que esto es lo que más me impresionó de la personalidad de la protagonista, su desinterés en todo lo que ocurre a su alrededor, la frialdad de su trato con el resto de personas que entran en su vida (Bill Camp, Marielle Heller, Thomas Brodie-Sangster), la indiferencia con la que va experimentando cosas que para el resto de los seres humanos son no importantes, sino a veces trascendentales y su relación extraña y personal con detalles que la definen como es la bebida que consume o la ropa que lleva. El buen equilibrio entre la vida personal de Beth y el ajedrez le ganan el apelativo de drama psicológico, en el que a menudo tienes la sensación de que el único equilibrio que existe es el de la belleza del ajedrez y fuera de él todo es caos. ¿Es precisamente esa la clave de su éxito, una protagonista cuya vida nos parece diferente de lo habitual en aquella época?

Son las conclusiones que saco tras ver Gambito de Dama. Lamento deciros que creo que es una serie sobrevalorada y que, aunque para verla una vez está bien, no aporta mucho al ya tostado género de los biopics e historias de superación. Está bien dirigida, tiene un guion fluido, las actuaciones son decentes (por supuesto destacando la de Anya Taylor-Joy), el mundo del ajedrez está muy bien retratado (que es de agradecer) y resulta deslumbrante ese fantástico mundo recreado con un interés notable por destacar los hoteles y lugares donde se celebran las competiciones, pero todo es fácilmente olvidado tras el visionado, quedándote la sensación de que sí, está bien, pero tampoco es para tanto. Con tantas series y películas pospuestas en el 2020 era casi inevitable que la tranquila, contenida y llena de primeros planos Gambito de Dama destacara, pero como no sea que las drogas son malas y que a veces la sangre no hace la familia (que tampoco son malas moralejas), no aporta mucho más.

Gambito de Dama

7.3

NOTA

7.3/10

Destaca en:

  • Buena actuación de Any Taylor-Joy.
  • Es interesante cómo han retratado el mundo del ajedrez.
  • Fotografía y puesta en escena.

Podría mejorar:

  • Sigue siendo un biopic, con todo lo poco interesante que suelen resultar.
  • ¿Consigue hacer que nos interesemos por el ajedrez? ¿Y por los genios incomprendidos?

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II

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