Nicole Kidman interpreta a Lucille Ball, Javier Bardem es Desi Arnaz. Ambos son el matrimonio de moda en Hollywood durante la década de los 50 del s. XX gracias al show I love Lucy en el que interpretan al matrimonio Ricardo. La película Being The Ricardos (2021, su traducción sería algo así como “Ser los Ricardo”) sigue a la pareja durante su crisis personal y profesional, aunque su intención es ser un estudio sobre lo complicado que resulta separar la ficción de la realidad en el mundo del cine.
A pesar de su concepción de biopic, es más lo que los japoneses llamarían un slice of life, un trocito de la vida de una gran humorista y actriz, en la época en la que empezó a brillar en el mundo de la televisión. El interés de la película por mostrar esa parte cómica que caracterizaba a la pareja la acaba convirtiendo en una caricatura en sí misma, pero la parte dramática inherente a la estresante grabación de una serie la equilibra hacia el otro lado, haciendo que el trabajo del director Aaron Sorkin sea tan sorprendente como agradable.
Con esto, no quiero decir que la película no tenga sus fallos, los tiene y muchos, pero la armonía de las escenas, la potencia de los diálogos, la química entre los protagonistas, las brillantes actuaciones de los secundarios (J.K. Simmons, Nina Arianda, Tony Hale, Alia Shawkat…) y la originalidad de la propuesta (dentro de que es una biografía, que siempre tenemos sentimientos encontrados) nos permiten ser amables en nuestra crítica.
Qué difícil es sacar un matrimonio adelante.
El caso es que es muy complicado sacar un matrimonio adelante, no digamos si es una pareja de artistas, ni falta que hace si añadimos que trabajan juntos y son ricos y famosos. Es una situación que todos nos hemos imaginado alguna vez: ¿cómo conseguirán los famosos sacar sus matrimonios adelante? Y parece que Aaron Sorking con su guion quiere incidir en la estupenda relación que tiene la pareja para luego mostrarnos sus evidentes debilidades. Como si de un análisis DAFO se tratara, la película desgrana sus fortalezas, para después mostrarnos las amenazas, debilidades y oportunidades; es decir, tanto sus características internas como externas. Para todos aquellos que conocemos la biografía de Lucille Ball, no nos produce tanta sorpresa puesto que ya sabemos cómo acabó la cosa, pero como se suele decir, lo relevante es el camino, no la meta.
Y ese camino para Lucille y Desi era su lugar de trabajo. No funcionaban del todo bien fuera de él, quizás por ser, probablemente, adictos al mismo, pero dentro de las intrigas de Hollywood, con las constantes tomas de decisiones y las crisis, es donde su fuerza salía a relucir y es donde mejor se puede ver el trabajo de los actores. Menciono la palabra crisis porque Being The Ricardos se centra en una semana en particular durante la cual a Lucille se la acusó de pertenecer al partido comunista. Años 50, EEUU, os podéis imaginar.
Esa situación de crisis constante es la que requiere que todo el esfuerzo interpretativo y técnico se dirija a crear esa sensación. El director juega constantemente, no siempre con buenos resultados, entre los primeros planos que debían corresponder a la grabación de I love Lucy, y a la atmósfera llena de planos abiertos en la que toda la intencionalidad se centra en seguir creando tensión. Y todo ello mientras se intenta seguir con ese ambiente de comedia. Existen muchos momentos en los que, mientras que a Bardem se le nota cómodo, Kidman tiene que realizar un esfuerzo interpretativo extra al que no ayuda tanto flashback que provoca un poco de confusión en el espectador que se pregunta cuándo está asistiendo a la parte de ficción y cuándo a la de realidad.
Uno de los mensajes que más me han gustado de la película pertenece a cómo la actriz Lucy Ball a través de Nicole Kidman nos muestra cómo debe luchar una persona (y más concretamente una mujer en aquella época, pero también posiblemente en la nuestra) para ser tomada en serio en su trabajo. Lucille pasaba por un momento personal muy frágil, así que se centró en que su trabajo fuera perfecto, ejerciendo un férreo control sobre el mismo que no ayudaba a que su imagen personal se tuviera en mucha estima y que a la película le hace flaco favor, pues resta comicidad a un personaje que así era. El miedo a la pérdida, a la quiebra de los sueños, se dan cita en Lucille como muestra de que todos los actores están siempre luchando por equilibrar sus dos mundos.
Being The Ricardos es una película interesante y entretenida. No sólo como el estudio mencionado entre la ficción y la realidad, sino para acercarnos la figura de una comediante que revolucionó el mundo de la televisión. Si os preguntáis por qué no vimos más del famoso show de I love Lucy durante la película (hecho que nos habría ayudado a empatizar más con la situación que vivían todos los personajes), recordad que a Aaron Sorkin no le gustaba nada este programa. Y claro, cuesta más volcar todo tu potencial como director en una película en la que este tiene tanto peso si no quieres grabarlo.
Being The Ricardos
Destaca en:
- La interpretación de los dos protagonistas.
- La recreación de la tensión que tuvo que vivirse en el estudio.
- La originalidad para mostrar un biopic que se distinga de los demás.
Podría mejorar:
- Se nota que a Aaron Sorkin no le gusta I love Lucy.
- Pierde mucho de su toque de comedia con la decisión de cómo debía ser el personaje de Lucille Ball.
- La intención de estudiar la realidad y la ficción no está demasiado lograda.
Un comentario
Pingback: GANADORES GLOBOS DE ORO 2022: si te descuidas, se te olvida que se celebraban. - Generación Friki