LUKE CAGE: la nueva serie “a prueba de balas” de Netflix

Decir que Marvel lo esta petando con su universo cinematográfico es quedarse corto, y desde el estreno de Los Vengadores allá por el 2012 el éxito irrefrenable de las versiones palomiteras de Iron Man y compañía ha hecho que prácticamente cualquier producto en el que aparezcan personajes con mallas de spandex sea un éxito casi asegurado.

Todo este fanatismo por los héroes de cómic no sólo se limita a las grandes superproducciones de Hollywood, sino que se ha extendido (y casi sin que nos demos cuenta) a otro medio que también esta experimentando un nivel de popularidad sin precedentes: las series de televisión.

Y es que la colaboración establecida entre Marvel y Netflix ha resultado ser tremendamente fructífera, y tras el éxito de Daredevil y Jessica Jones (esta última ha sido algo más discreta) ahora le ha tocado el turno a uno de los personajes más queridos por los fans del universo de Marvel comics: el inigualable Luke Cage.

Antes de nada, y sin entrar en demasiados detalles para no hacer ningún spoiler, conviene recordar que las series de Marvel-Netflix transcurren en el mismo universo que en el de las películas y que es frecuente encontrar referencias a sucesos como la batalla de Nueva York, la existencia de los Vengadores o incluso al resto de personajes de las series. De hecho los que ya hayáis visto Jessica Jones seguro que os sonará el bueno de Luke, que ya tuvo sus más y sus menos con la problemática detective.

Pero dejémonos de tonterías y vayamos al meollo del asunto, que aquí lo que interesa son las andanzas del señor Cage y saber si merece o no la pena invertir nuestro tiempo en descubrirlas. Vamos a ello (pero sin spoilers, como siempre):

Algo pinta muy negro en el barrio de Harlem

Luke Cage arranca con nuestro protagonista trabajando en una barbería de Harlem regentada por un tal “Pop” (Frankie Faison), el típico señor negro que siempre tiene respuestas adecuadas para todo. No tenemos ni idea de quien es Luke (Mike Colter) ni de dónde ha salido, pero lo que sí que sabemos es que es un tío enorme, que su piel es prácticamente indestructible (sí, es a prueba de balas) y que es un buenazo.

El caso es que a Luke parece que las cosas le van bastante bien hasta que la aparición de un “hombre de negocios” conocido como “Cottonmouth” (Mahershala Ali) empieza a complicarlo todo.

No es necesario contar mucho más (y hacerlo sería estropearos la serie) pero con lo que os he dicho es bastante fácil ver por donde van a ir los tiros, al menos al principio. Cottonmouth se perfilará rápidamente como el antagonista principal del indestructible Luke, que esta empeñado en convertir Harlem en un barrio seguro y ejemplar. El rifi-rafe entre ambos será constante y lo cierto es que su enemistad convence desde el primer momento: Luke es un tío legal, con unos valores morales bien definidos y un fuerte sentido de la justicia y aunque no está muy por la labor de ponerse a hacer de vigilante parece que el universo conspira contra él para que no le quede otra opción.

Cottonmouth por su parte es un mafioso de manual, con sus típicas frases de mafioso y su séquitos de tíos chungos que le siguen haya donde va, pero en lugar de caer en el cliché y convertirlo en el típico villano que hace las cosas porque sí, la serie se toma su tiempo para desarrollarlo y presentarnos a un personaje con matices y conflictos, haciendo que, contra todo pronóstico y a pesar de ser mala gente, lleguemos a apreciar bastante al personaje, que además tiene una de las risas más divertidas y contagiosas que he visto en mucho tiempo.

Esto mismo, el desarrollo de los personajes, es otro de los puntos fuertes de la serie y, aunque no debéis esperar personajes que os hagan replantearos la existencia ni conversaciones excesivamente trascendentales sí que es destacable el esfuerzo que hace Netflix por darle a sus personajes motivos más o menos lógicos para hacer lo que hacen.

En cuanto a las actuaciones, hay que decir que resultan bastante decentes, y aunque ninguna va a llevarse un Emmy, si que están a la altura de lo que podemos esperar de una producción de Netflix, siendo especialmente destacable la interpretación de Mahershala Ali en el papel de Cottonmouth, un personaje realmente memorable, y la menos destacable la del propio protagonista, Mike Colter, al que le sobra pachorra.

Tres mujeres destacan en Luke Cage, una ya habitual del entorno de las series de Daredevil y Jessica Jones , Rosario Dawson en su papel de la enfermera Claire Temple, la segunda, Simone Missick, como la detective llena de secretos..Misty Knight, y la tercera, Mariah Dillard o “Minetta”, la prima de Cornell “Cottonmouth” Stokes, una política que no acierta a hacer las cosas a derechas, interpretada por Alfre Woodard.

El protagonismo del entorno

Otro de los puntos que hay que destacar es la fuerte personalidad que desprende la serie. Y es que si  Daredevil se caracterizaba por su tono crudo y oscuro y Jessica Jones por las acciones de dudosa moralidad de su protagonista (aunque con un tono mucho más light), Luke Cage destaca por darle un protagonismo inusitado al entorno en el que transcurre la acción: Harlem.

Es Harlem y no Luke, el auténtico protagonista del show, regalándonos casi por sorpresa una de las mejores ambientaciones del panorama televisivo en lo que es, sin lugar a dudas, un auténtico homenaje a la cultura negra.

Y es que todo en la serie es tremendamente negro: los personajes, su forma de hablar, la música… todo, y las referencias a personajes como Malcom X, Martin Luther King, Biggie o Tuppac son una constante, además de contar de cameos de personalidades tan conocidas como el famoso “Method Man”.

Lo mejor de todo esto es que todo se hace sin caer en ningún momento en el cliche y siempre desde el respeto más absoluto. Luke Cage viene cargada de mensaje, y lo hace en un momento en el que los problemas raciales en Estados Unidos son un tema realmente candente, algo que resulta toda una declaración de intenciones y que le da un trasfondo realmente emotivo a ciertos momentos de la serie en los que se habla del racismo, la esclavitud, o el talento en bruto que se puede encontrar en barrios “problemáticos” como Harlem.

La serie no termina de destacar

Por otro lado tenemos el apartado técnico, que tampoco destaca especialmente pero que se encuentra a un nivel más que aceptable, con un par de planos bastante originales y con unas coreografías de peleas que, si bien son bastante más discretas que las vistas en Daredevil, funcionan perfectamente.

Lo que sí destaca especialmente es la banda sonora, con una gran selección de temas de rap y soul que harán las delicias de los aficionados al género.

Sin embargo, y a pesar de las virtudes de Luke Cage, hay que decir que la serie tarda bastante en arrancar y, a pesar de que no aburre en ningún momento y mantiene el interés hasta el final, el argumento no es nada del otro mundo y se le podría haber sacado mucho mas chicha al asunto.

Así las cosas, Luke Cage no es una serie perfecta, pero es perfectamente disfrutable y les gustará a todos aquellos que busquen un producto entretenido, sin pretensiones y de una calidad más que aceptable. Por otra parte, si sois de los que vieron Daredevil y Jessica Jones, ver Luke Cage es algo casi obligatorio, sobre todo de cara al estreno de Iron Fist en Marzo de 2017 y de The defenders (miniserie que juntará a los cuatro héroes) en una fecha por ahora desconocida.