WONDER WOMAN: por fin DC encuentra su camino

Basta con hacer retrospectiva y mirar las producciones basadas en cómics de DC de los últimos años para caer en la cuenta de que desde que Christopher Nolan decidió no volver a dirigir una película de Batman, nada ha vuelto a ser igual.

Superman y Batman han contado con films en los que, si bien es cierto que sus licencias se han tratado con sumo respeto y cuidado, no se han sabido llevar definitivamente buen puerto como sí lo hico Nolan en su momento (y la fabulosa Lego Batman). Ya ni hablemos del desastre de película que fue Escuadrón Suicida; directamente una de las peores películas del genero de los últimos años.

Poco o nada hacían pensar bien de la propuesta que Patty Jenkins nos traía este año con Wonder Woman (2017), un film que en apariencia tenía muy poco que ofrecer al género salvo por el hecho de que la protagonista de la historia es una mujer, y amigos, en este mundo de licra, testosterona y súper-hombres, ya iba siendo hora de que una mujer como dios manda se pusiese a repartir estopa.

Y es que, seamos sinceros; Harley Quinn no es precisamente lo que uno esperaría en un arquetipo contemporáneo de súper-mujer. No es por ponerme reivindicativo ni nada de eso, pero la versión híper sexualizada, cabeza hueca y dependiente de un hombre a la que Margot Robbie dio vida el año pasado daba auténtica vergüenza ajena, tanta que incluso yo como hombre me sentí indignado.

Wonder Woman llega para cambiar las normas del juego

Una de las cosas que están bien de Wonder Woman es que se nota que los productores de las cintas de DC han aprendido de sus errores, y sin dejar de tener cierto tono grave y serio heredado directamente de El hombre de acero y de Superman V Batman, Wonder Woman sabe aflojar cuando es necesario. Patty Jenkins ha demostrado conocer las normas del juego y ha encontrado el pulso justo para que la cinta, sin dejar de tomarse en serio a sí misma, consiga no parecer un drama de segunda categoría. Wonder Woman coquetea con bromas y gags, no de la manera constante y continua propia de la fórmula de Marvel, sino con cierta moderación para mantener la identidad.

Además, como ya hizo Capitán América hace unos años, Wonder Woman es un flashback enorme en su totalidad, siendo todo el film un recuerdo que nos narra la vida y milagros de la Mujer Maravilla desde su más tierna infancia hasta su catarsis final que la convierte en la heroína que conocimos en Superman V Batman.

En este aspecto poco cambia, Wonder Woman no deja de ser esa cinta tan clásica que nos cuenta como un superhéroe llega a ser lo que es, conociendo sus poderes, a sus aliados y también a sus antagonistas. Sin embargo, el as en la manga de la cinta reside en su ubicación cronológica, nada menos que en la Primera Guerra Mundial.

Una ambientación que resulta ser todo un acierto.

Trincheras, suciedad, gas mostaza y mucho barro. La Primera Guerra Mundial fue un terrible suceso de nuestra Historia que muy pocas veces ha sido explorado por el cine de acción, mucho menos por el de superhéroes. Esto ya de por sí le insufla una bocanada de aire fresco a una historia que no deja de ser la típica. Sin embargo, las peculiaridades de la época, el machismo y el rol de la mujer en la sociedad incluidos, marcan el compás a un film que se permite incluso soltar alguna puyita de vez en cuando.

La visión de la Wonder Woman de Patty Jenkings también es de elogiar. Interpretada de manera satisfactoria por Gal Gadot (el papel no es que dé para mucho lucimiento interpretativo), Diana es una mujer fuerte, que no depende de nadie y que lucha por un objetivo que poco o nada tiene que ver con casarse y tener hijos. Sí que es cierto que hay una historia de amor con Steve Trevor (Chris Pine) que se ve venir desde la legua, pero ésta existe más como accesorio argumental que de leitmotiv de la cinta.

Wonder Woman no llega a hacerse larga ni pesada pese a sus 140 minutos de duración (que en Superman V Batman se me hicieron eternos), consiguiendo entretener, pero eso sí, sin deslumbrar. Y es que el mayor defecto de Wonder Woman como filme es que destaca en muy pocas cosas para bien y para mal. No hace nada excesivamente bien, se mantiene coherente con la historia procurando no cometer demasiados errores, quizá por esto la cinta llegue a resultar algo anodina, pese a contar con un buen ritmo, guion y reparto (Danny Huston, Ewen Bremner, Elena Anaya, David Thewlis, Connie Nielsen, Lucy Davis, Saïd Taghmaoui y nuestra querida Robin Wright).

Puedo decir sin temor a equivocarme que Wonder Woman es la mejor película del nuevo universo DC; ya sé que eso tampoco es mucho decir, pero sí es una primera piedra bien colocada y un camino a seguir por los próximos films que inevitablemente van a venir (sin ir más lejos, la próxima Liga de la Justicia). Definitivamente DC gana a Marvel en ese acercamiento más dramático y maduro a los superhéroes, alejado del a veces cansino “para todos los públicos” con el que nos castiga Marvel (con excepción de mi amado Deadpool). Wonder Woman ha sabido dar con la formula, esperemos que los que vengan después sepan refinarla y sacar todo lo bueno que los personajes de DC tienen que ofrecer, que no es poco.

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