VALERIAN Y LA CIUDAD DE LOS MIL PLANETAS: Luc Besson lo vuelve a intentar

Nada peor para un artista, del tipo que sea, que ser recordado únicamente por una obra. Una obra célebre, buenísima, pero que te encasilla para siempre como “el tipo que hizo X cosa”. Cuando te nombran a James Cameron, Stephen King, Jo Nesbo o cualquier otro gran director, escritor o actor, no acabas de poder elegir una buena obra realizada por ellos, sino que son lo que son por el compendio de obras que hicieron.

Luc Besson tiene el estupendo sambenito de ser el creador de una película que cualquier friki disfrutó en su momento y que posiblemente sigue haciendo: El quinto elemento, pero que parece haberle lastrado el resto de su carrera, a pesar de la respetable Lucy.

Valerian y la ciudad de los mil planetas (2017) parece su intento de volver a repetir una fórmula que en 1997 funcionó y que, a día de hoy, dado el auge de las space opera y la ciencia ficción, tenía todas las papeletas para ser un éxito. ¿Por qué no lo ha sido?

Para bien

Valerian y la ciudad de los mil planetas es puro espectáculo a nivel visual. Un lore bien construido, una calidad de producción elevadísima y un diseño, directamente heredado de El quinto elemento, son sus puntos fuertes.

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Obviamente copia el estilo de películas de los 90 como Star Wars pero sin duda su interés se halla en aprovechar el tirón de películas más actuales como Guardianes de la Galaxia, para hacerse un hueco entre las space opera, pero también se basa en algunos diseños muy mangas (recordemos que está basada en un famoso cómic europeo que empezó a publicarse en 1967) que nos recuerdan que cualquier fantasía visualizada en el film primero fue plasmada en papel.

El argumento también es atractivo. Sin duda es algo sobado y predecible, pero objetivamente más interesante que el de El quinto elemento. Algunos conceptos de ciencia ficción incluidos en el guion son también realmente buenos, como El Gran Mercado o la Ciudad de los Mil Planetas y son aprovechados para algunas de las mejores escenas de acción de la película.

No obstante, ello no significa que estén encasillados en unos pocos escenarios. El film muestra una gran cantidad de escenarios y ubicaciones que proporcionan tanto esa sensación de equilibrio que este tipo de películas necesitan, así como el adjetivo con el que se puede calificar a Valerian y la ciudad de los mil planetas: trepidante.

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Obviamente de un blockbuster de verano, con ese público tan amplio esperando ser abarcado no podíamos esperar una obra cumbre del séptimo arte, pero pese a su evidente toque palomitero se esperaba que aparte de trepidante fuera divertida; y no lo es. Tiene toques humorísticos, pero no es una película divertida como se espera de películas de este tipo, generándose así una simpleza y ligereza que sólo están bien si se piensa sólo en una película y no en el comienzo de una saga, como es el caso.

Para mal

El hecho de que una película sea divertida o no depende de sus personajes. A veces guiones simplones dan lugar a carcajadas continuas gracias a las interpretaciones de los actores, pero si antes afirmé que, pese a trepidante, no era divertida, es por el poco adecuado reparto de la película.

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Dane DeHaan (el mayor Valerian) y Cara Delevingne (la sargento Laureline) son dos actores cuya química no acaba de cuajar en pantalla. Sin duda no son los típicos protagonistas (y eso me encanta) y tienen una relación muy original, aunque poco creíble, pero el poco carisma que desprenden hace patinar una película con un arco argumental muy potente basado en la relación entre ellos dos (una relación como pudiera ser, por ejemplo, la de los protagonistas de Oblivion), culminando en un final extremadamente torpe.

Así, a Cara Delevingne podríamos sustituirla por un palo de escoba con mejores resultados, mientras que Dane DeHaan simplemente no mola: no cuela como el Don Juan que nos intentan vender, tampoco como el graciosete que le pintan a veces, y menos como un hombre enamorado. Es un personaje gris, cierto, pero en el mal sentido.

Hay que admitir que ninguno de los dos es lo que se espera de un soldado y eso me gusta. No sé cómo llegaron a sus respectivos rangos saltándose tan a la torera las normas, pero supondremos que en la ficción planteada “todo vale”.

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Algunos diseños originales se mantienen en el film, por ejemplo, los shingou.

Y el todo vale se extiende al reparto soso del resto de la película, del que ni siquiera sus clichés les salvan: el estricto comandante Arün Filitt (Clive Owen), la exótica bailarina (Rihanna), el histriónico artista (Ethan Hawke) o toda la tribu de los Pearl, que son un calco casi exacto de algo que tenemos todos en la mente: los Na’vi de Avatar.

Algunas conclusiones

¿Qué es una película de aventuras espaciales sin un gran mensaje? Valerian y la ciudad de los mil planetas no es una excepción e incluye en su historia un mensaje guay (lealtad, perdón, etc) y uno muy de actualidad (el ecologismo). Sin embargo, hay un tercero que destaca por encima de ellos que es el gran sueño de convivencia multirracial y cultural, recreado en el film de forma bastante hermosa.

No obstante, ni este último mensaje ni la película en general son nuevos; ya se trataron en Desafío total o El quinto elemento con gran acierto. Valerian y la ciudad de los mil planetas no sólo es que no llegue al nivel de esta última, sino que Luc Besson, en su afán de repetir la fórmula, se olvidó por el camino dos elementos que hicieron grande a El quinto elemento y de los que Valerian y la ciudad de los mil planetas adolece: su falta de humor y de carisma. Sin ellos, esta película queda digna, pero algo pobre.

Valerian y la ciudad de los mil planetas

6

NOTA GLOBAL

6.0/10

Destaca en:

  • Entretenida
  • Unos diseños impresionantes
  • Para los amantes del género, forjará buenos recuerdos

Podría mejorar:

  • La falta de carisma de los personajes
  • La ausencia de humor en una película que lo reclama como necesario

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II

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