LA TÚNICA SAGRADA: una historia de redención

La-tunica-sagrada-PORTADAUna de las características más curiosas de las películas de romanos de mediados del siglo pasado es que solían contar la historia de un personaje y como telón de fondo estaba el cristianismo. Ya fuera someramente o porque realmente esta presencia fuera relevante para la trama, lo cierto es que estaba ahí. Generalmente, el protagonista (un joven apuesto, algo arrogante, cínico y de noble cuna) solía encontrarse en medio de sus vicisitudes con la presencia bondadosa de algún apóstol o, si tenía más suerte, con el mismo Jesús. En general, eran historias de redención contadas con gran belleza y que han llegado a nosotros resistiendo, muchas de manera notable, el paso del tiempo.

Cómo no, dentro de esta descripción podemos encontrar a Quo Vadis (1951), a Ben-Hur (1959) o, por ejemplo, a la que hoy nos ocupa: La túnica sagrada (The Robe 1953). El argumento es bastante sencillo: Marcellus (Richard Burton) un tribuno romano, es castigado por su eterno rival, el futuro emperador Calígula (Jay Robinson) a ser transferido a la polémica Jerusalén, por una doble disputa: la posesión de un esclavo, Demetrio (Victor Mature) y el amor de Diana (Jean Simmons). Allí, supervisará, por encargo de Pilatos, la crucifixión de Jesucristo, y al ganar la túnica de éste en una apuesta, descubre que ésta ejerce un poder sobre él.

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La-tunica-sagrada-Texto-1Obviamente, el mensaje estaba bien claro. Marcellus sufre remordimientos por haber crucificado a una persona a la que creía inocente, y en su interior, y pese a su condición de romano, algo le dice que puede vivir de otra manera. Sin embargo, es él quien, con su trabajo y reflexionando, acaba eligiendo lo que mejor cree que hará que se sienta bien consigo mismo. Esta clase de personas no suelen ser malas per se, pero todo lo que les rodea, su estatus y modo de vida, suelen cegarles de las cosas importantes de la vida. De esta forma, no es lo más importante el hecho de que Marcellus se convierta o no al cristianismo, sino que surge en él un nuevo respeto por la vida y será éste el que le obligue a enfrentarse a todo aquello que antes defendía.

Por supuesto, y pese a que fuera la primera película proyectada en el célebre Cinemascope, todo el que la visione a día de hoy seguirá viendo una película de romanos, con cierto regustillo a viejuno. Son las historias, las interpretaciones, los guiones y demás elementos que acompañan a la película (esa estupenda fotografía, esa melodiosa banda sonora obra del gran Aldred Newman) lo que nos hacen seguir reconociendo a día de hoy a La túnica sagrada como una de las joyas del género épico-histórico, independientemente de esos dos Oscars (Mejor Dirección Artística y Mejor Diseño de Vestuario) que ganó en 1954.

La-tunica-sagrada-Texto-2Richard Burton era un maestro en este género y consiguió con su actuación (aparte de una nominación al Oscar) que todos sufriésemos su remordimiento y su congoja, pues, ¿quién no ha tenido dentro de sí una lucha con lo que sabíamos que era correcto y lo que era cómodo? Pero La túnica sagrada nos enseña que la compasión y la clemencia son atributos que están al alcance de aquel que sea capaz de arrepentirse y cambiar. Y no es el único; la pagana Diana también cambia al observar los diferentes modos de vida que llevan romanos y cristianos; el esclavo Demetrio también cambia (y anda que cambió, cambió tanto que tuvieron que hacerle una secuela al año siguiente llamada Demetrio y los gladiadores, porque tuviera su historia más protagonismo a la hora de mostrar su cambio), ayudado por las enseñanzas de San Pedro (Michael Rennie – sí, el friki que interpretaba a Klaatu de Ultimátum a la Tierra de 1951).

En general, Henry Koster lo que hizo al adaptar la novela de Lloyd C. Douglas fue contarnos una historia de amor y perdón, de redención y valentía. Todavía a día de hoy tenemos también nosotros que enfrentarnos con emperadores (literales o metafóricos) que nos instan a tomar el camino fácil. En esta ocasión, la idea de cambio viene a través de una producción de alto coste y grandes rendimientos con temática religiosa y actores de fama internacional pero, ¿quién puede negar que funciona?

8 out of 10 stars (8 / 10)

 

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II

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