KENSHIN: para un asesino samurai también hay una segunda oportunidad.

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No hay nada que produzca más satisfacción a la gente de nuestra quinta que ver cómo realizan películas de nuestros mangas favoritos. Sin lugar a dudas, uno de los míos – y de Generación Friki – siempre ha sido Kenshin. (Fácil de deducir por nuestros gravatares y nicks, ¿verdad?). Así que la obra de Keishi Othomo nos llenó de esa emoción regada con alguna que otra varonil lagrimilla mientras pensamos “al fin, nuestra espera ha tenido sus frutos, el manga por fin es bien reconocido”. En el tráiler se nos cayó la siguiente lagrimilla al ver la ambientación, tan fiel y tan lograda. Se notaba que había presupuesto para recrear las aventuras de este ronin en plena Era de la Restauración, (aunque ya puede, teniendo en cuenta que se trata de Kenshin) y que la película iba a ser buena.

Y hasta ahí las críticas positivas.

Como siempre, matizar que si has leído el manga, la película te parecerá, sobre y ante todo, mal guionizada. Las buenas partes son las que están copiadas del manga. Si no te lo has leído, te parecerá una película sencillamente entretenida, con esas partes de acción que tanto gustan a los japoneses, pero también le encontrarás muchísimos fallos.

Es difícil condensar en una película tal anime, pero el guión es muy obvio y deja poco a la imaginación. Los personajes terminan frases que están hechas para que las termine el propio espectador (frase de Kenshin al traficante, Kaoru después de liberarse – medio ahogada como está – que suelta la megaparrafada…) como si pensaran que nos lo tienen que explicar todo; y aunque en los mangas se suele hacer, en las películas no es tan necesario. Se pierde la gracia de la expectación al estar tan lleno de frases innecesarias.

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Las escenas de acción no están nada mal

Respecto al guión, también hay otra novedad. Para poder mezclar las distintas sagas del manga han incluido personajes variopintos, a la vez que han mezclado las personalidades de varios de ellos para crear personajes nuevos. (Premio para el que adivine quién es el personaje con el que lucha Kenshin en la biblioteca). Confuso…en algún aspecto original, pero insatisfactorio.

Por último, hay tantas  conversaciones banales (drogadictos “dame droga”), que habría sido mejor acudir al dicho de que una imagen vale más que mil palabras. Hasta las partes copiadas del manga se hacen innecesariamente más largas prolongando las conversaciones, estropeando momentos épicos.

Mi primera recomendación sin embargo tiene que ver con que, tanto si te has leído el manga como si no, veas la película en versión original. No hay nada peor que pasarte las dos horas y pico que dura la película sufriendo por una aberrante traducción. Estaba tan orgullosa de los traductores españoles que prácticamente me he quedado de piedra. No es sólo que sea mala, es que se pierde todo el sentido. Las escenas trágicas ¡dejan de serlo! La expresividad de los personajes pierde potencia…no hay nada más cruel desde que me obligaron a ver Los juegos del Hambre, que ver al orgulloso Yahiko convertido en un niñato pelele por culpa del doblaje.

El personaje mejor caracterizado es el traficante Kanriu. No sólo por el aspecto físico (sigo considerando casi pecado que, pudiendo usar como referencia el manga – y ya puestos las ovas y las películas de animación – no sean fieles a algo tan sencillo como el aspecto físico); sino por su interpretación. Jocoso, seguro de sí mismo, sin escrúpulos, ambicioso…es el fiel reflejo del traficante de opio.

El resto resultan descafeinados. Sus interpretaciones son planas, las escenas cómicas parecen forzadas, y las actuaciones de Kenshin resultan lineales ¿dónde está su furia asesina? No existe diferencia entre sus actuaciones en estado “normal” y sus peleas cuando está enfurecido.

Desde luego, el personaje de Fujita – Seito siempre ha resultado sumamente atractivo, pero dicho atractivo no residía en un pelo guay y una pose molona, sino en su frialdad, su misterioso estilo de vida, y sus firmes convicciones. Por supuesto, a todos nos fascinaba su habilidad con la espada y su constante manía de llevar un cigarrillo en la boca, pero en la película resulta una pobre imitación.

Kenshin-Sano
La caracterización de los personajes
esta bastante lograda

En resumen, han intentado plasmar de forma torpe las personalidades de cada uno con algunos retazos de conversaciones o breves cameos de cómo son ellos en el manga, olvidándose de que, por breves e intranscendentales para la trama de la película (sobre todo para aquellos que no conocen el manga) resultan metidos con calzador, llegando a resultar patéticos. (Por ejemplo, Megumi y su coqueteo).

Una de las grandes enseñanzas de este manga, y que la película quiere plasmar, es la idea de que la violencia no sirve para nada. Que no es necesario matar para proteger a aquellos que te importan. Aunque existen muchos en su camino que siguen las mismas enseñanzas que en tiempos de guerra, cuando matar estaba irónicamente justificado para restaurar la paz  (“cuando empiezas a matar ya no hay vuelta atrás”, “este es el camino que he elegido”…) la determinación de Kenshin y la base de esta historia, es la de abandonar el pasado y no volver a matar.

Para los satisfechos y para los nostálgicos, que sepáis que ya hay una segunda parte que está en fase de producción, incluso podéis saborear un pequeño bocado puesto que hay un tráiler y aparece Shishio. No podemos por menos que pensar que, aún con todo, es mejor adaptación del manga que la película de “El Hobbit” al libro.

6 out of 10 stars (6 / 10)

 

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II

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Un comentario

  1. Habrá que ver que hacen con la segunda. Esperemos que no caigan en los mismos errores. Kenshiiin <3

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