INTERSTELLAR: relativamente magnífica

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Interstellar es una película larga, densa y difícil de tratar. Pero tremendamente gratificante en todos los sentidos en los que un film puede llegar a gratificar. Una de esas rarezas cinematográficas que no toma a los espectadores por monos descerebrados, dándonos temas en los que reflexionar, y una velada advertencia, quizás premonitoria, de lo que el futuro a largo plazo nos depara.

Una puesta en escena asombrosa prepara el terreno para lo que el film nos depara , con un elenco de personajes únicos y carismáticos en los que se va profundizando a lo largo de la trama, con actores de la talla de Matthew McConaughey o Anne Hathaway luchando por hacer justicia a sus encarnaciones (y vaya si lo consiguen) . La película nos lleva de la mano a través de una historia que se va desgranando poco a poco a través de un hilo central que gracias a los efectos relativistas transcurre a lo largo de días, años, o décadas dependiendo del lugar físico que ocupen los personajes en el film, con unos resultados algo complejos pero que gustan y mucho por la fidelidad con la que se trata todo lo que tiene que ver con la cuarta dimensión.

Interstellar aborda temas muy candentes en la ciencia contemporánea, augurios de un futuro gris lleno de hambrunas, plagas, deforestación, catástrofes naturales y toda esa cadena de acontecimientos que hoy vivimos de una manera muy leve, casi inapreciable, pero que con los años, y a falta de un cambio grande en la forma en la que vivimos, se irá haciendo más palpable. Debido a todas estas causas la humanidad se encuentra entre la espada y la pared, viéndose obligada a buscar un nuevo hogar en el que alojarse.

Si bien esta es la trama central, lo cierto es que sólo es la superficie de todo lo que el film tiene que ofrecernos, ya que la verdadera riqueza de la película se halla en sus personajes (también en secundarios como Topher Grace y David Gyasi),  y en las paradojas temporales que de una manera u otra conectan la película, su historia y sus personajes en uno solo,  convergiendo en un bucle infinito que en nuestro universo tridimensional no tiene cabida ni sentido, pero que en uno pentadimensional podría ser perfectamente factible… y aquí entramos en el pantanoso campo de la ciencia ficción de verdad, y no me refiero a esa de baratillo que ofrecen films mediocres como Trascendence.

Interstellar es casi en su totalidad un film lo más respetuoso con la ciencia posible, ofreciéndonos escenas que se suceden tal y como lo harían en la realidad, como los viajes espaciales, la descompresión, el sonido (o la ausencia de él) en el espacio, la gravedad, el tiempo… todo el trascurso de la trama está tratado con un gran respeto científico, girando en gran parte en torno a la teoría de la relatividad general. Incluso cuando la película, en su tramo final, entra en terrenos más pantanosos no deja de hacerlo sobre hipótesis científicas y principios con los que la física actual coquetea de vez en cuando.

Obviamente como película se permite ciertas licencias para hacer las escenas más rápidas o espectaculares, y aún así no puedo dejar de aplaudir la labor de los hermanos Nolan por el trabajo de documentación que han realizado a la hora de elaborar el film.

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Visualmente es muy buena

Pero aquí hay un poco para todos, porque aunque Interstellar es en su base un film de ciencia ficción, el drama se hace palpable desde el primer minuto de metraje, con una historia familiar que se desarrolla a través del tiempo y el espacio, una trama tremendamente bien desarrollada que hará que en su momentos cúspide se nos encoja el corazón, con una pequeña gran historia de padres e hijos, de amor y odio, de soledad y del inexorable paso del tiempo. Una historia que gracias a las particularidades de la trama, nos pone en algunas situaciones emocionales muy complicadas que nos llevan a preguntarnos cómo reaccionaríamos nosotros mismos en una situación parecida; un drama al fin y al cabo, pero contado desde otro punto de vista, tan innovador y genial que, te guste o no, te hará caer rendido a los pies de los protagonistas.

Sin entrar en los farragosos terrenos de la grandilocuencia, Interstellar también se toma su tiempo para proponer temas filosóficos como la trascendencia del hombre más allá de lo que su cuerpo puede abarcar. La importancia del amor, no solo como accesorio social, sino como mecanismo de evolución y forma de marcar la diferencia; así vemos como la soledad y el miedo a la muerte son tópicos por los que la película pasa proponiendo puntos de vista y mostrando lo mejor y lo peor de los personajes, con monstruosas y tremendamente piadosas mentiras de por medio.

No quiero acabar sin hacer mención a la banda sonora, compuesta por Hans Zimmer, que se adapta perfectamente a los requerimientos del film y lo dota de gran personalidad y de la fotografía, dirigida por Hoyte van Hoytema, que nos ofrece unas panorámicas dignas del mejor documental de Carl Sagan.

El mismo film en sí es un ejemplo magnífico de la teoría de la relatividad, pues consigue que 170 minutos de metraje se pasen como si fuesen la mitad, prueba fehaciente e inequívoca de que el tiempo es relativo.

Christopher Nolan ya me había dado muchas alegrías antes, entre otras cosas porque supo poner a Batman en el sitio que se merece, así que mis expectativas hacia Interstellar, como fan de Nolan y como consumidor insaciable del genero Sci-fi  eras particularmente altas, pero al final todo ha acabado bien, pues para este humilde redactor, y viendo los estrenos que quedan de aquí a lo que resta de año, Interstellar es el film del 2014, de largo.

9.5 out of 10 stars (9,5 / 10)

 

About Adrian

Adrian Arribas es fundador de Generación Friki. Apasionado de los videojuegos, el manga y el cine desde la más tierna edad, también se encarga de redactar artículos para todas las secciones, aunque se centra especialmente en videojuegos, cine y eventos. Fuera de Generación Friki Adrian es desarrollador de software.

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8 Comentarios

  1. me voy de cabeza a verla

  2. +1 ….ya tenia ganas d verla pero ahora mas

  3. También hay que alabar la colaboración de Kip Thorne como asesor científico y productor ejecutivo, pues sin él no habría película, o la habría pero no tan épica. Al principio del proceso, Thorne estableció dos directrices: en primer lugar, que nada violaría establecidas leyes físicas. En segundo lugar, que todas las especulaciones salvajes surgirían a partir de la ciencia y no de la mente fértil de un guionista. Nolan aceptó estos términos, siempre y cuando no se interpusieran en el camino de la realización de la película. En un momento dado, Thorne pasó dos semanas tratando de hacer desistir a Nolan sobre una idea de un personaje que viajara más rápido que la luz, hasta que Nolan finalmente se rindió. Como podréis comprobar, es una película concienzudamente correcta.

    • Adrian Arribas

      Gracias por el apunte y por la información adicional. Lo leí y estuve pensando en incluirlo en la reseña, pero 960 palabras ya me parecían bastante ladrillo como para meter 150 mas, jaja. Creo que con tu comentario el articulo termina de quedar redondo, gracias.

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