EL PADRE DE LA NOVIA: dedicado a todos aquellos papás geniales

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Por regla general no soy amiga de los remakes de películas, sobre todo de aquellas que ya tuvieron éxito en su tiempo y estaban bien tal y como estaban, pero con El padre de la novia tuve que hacer una excepción: la versión de 1991 me gusta más que la original de 1950. Por supuesto, no estoy queriendo decir que Spencer Tracy lo hiciera peor que Steve Martin (¡Dios me libre de insinuar tal cosa!) pero éste último me parece un actor ligeramente mediocre y aquí hace un gran papel. Quizás porque hace de lo que sabe hacer, de él mismo. Con otras palabras, el papel de padre agobiado y un poco patoso le da la excusa perfecta para lucirse, y la clave está en que Steve Martin no intenta emular a Spencer Tracy, le da otro toque, ese suyo tan personal que bien conocemos, que provoca la risa fácil.

Esta comedia ligera, que retransmiten 4 veces al año en horario de 17:00, es una de las clásicas a la hora de que padres y novios se enfrenten a su propia boda. Si ahora todas las novias ven Planes de Boda para inspirarse, antes veían El padre de la novia. El argumento es muy sencillo: un padre recibe con horror la noticia de que su jovencísima y adorada hija va a casarse. Todo lo que conlleva la organización de la boda (conocer al yerno, a los consuegros, al wedding planner, los gastos de la celebración y convite…) provocan poco menos que úlceras de estómago en nuestro tacaño e hipocondríaco protagonista.

El guion es muy obvio, así como la ejecución que Charles Shyer hace de ella, pero ello no va en detrimento de la película, que en parte es una sátira hacia el escandaloso e indecente gasto que acarrean las bodas, así como el acontecimiento social que supone (en caso de que la familia sea de clase bien, ejem); y en parte es una enseñanza, consecuencia de nacer ser vivo en el planeta Tierra: los peques vuelan del nido. Ley de vida.

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George Banks no entiende
el estrafalario precio de todo

Analizando el primer punto, tenemos a una Kimberly Williams ñoña y sensiblera que no entiende bien porqué su padre no va a querer empeñar un riñón (en mi opinión, debería donar los testículos, a ver si no le nacen más caprichosas niñas) en su boda. A la mayoría de nosotros se nos antoja un comportamiento snob y pueril, pero realmente tanta tontería sólo responde a una cosa: es una novia, y se comporta como lo que es, como lo suelen hacer y harán todas las novias en sus bodas (palabra de ex-wedding planer, amigos). Diane Keaton se supone que es la parte razonable del asunto, pero no lo es. Su constante risa y su tendencia a minimizar los problemas sólo harán que la hija enarbole sus “derechos” de malgastar los ahorros de sus padres a lo loco.

El segundo punto a analizar es la idea de que la vida es un círculo. Naces, creces, te enamoras, reniegas de tus padres (más o menos), tienes tus propios hijos, y esos a su vez crecen, conocen a otra persona, y forman su propia familia. Así que en ese sentido, la película tiene una enseñanza muy buena, que es aceptar las situaciones tal y como vienen, a ser tolerantes y entender que los hijos, al igual que nosotros en su día, quieren forjar su propio futuro.

Esta deliciosa comedia también se arriesga al tocar temas que, si bien en su momento ni nos pararíamos a pensar su carácter homófobo, hoy en día la gente la ataca. Y no se entiende ni procede. Todos sabemos que hay homosexuales con rasgos más tradicionalmente asociados al género femeninos más destacados (lo que comúnmente llamábamos “locas”) y otros que sencillamente son gays, homosexuales por sus tendencias sexuales. Y en la película muestran ambos: la loca y el tranquilo ayudante, y maticemos que todos quieren ser como él, no le muestran como algo peyorativo. ¿Por qué buscar homofobia? Sin embargo, lo que sí me da vergüenza es el favoritismo; el padre se desvive siempre por la hija y pasa completamente del hijo. Parece que al final ponen un cameo entre ellos para que no se note tanto pero…apesta a “quiero más a esta hija que a este otro hijo”.

Os recomiendo que disfrutéis El padre de la novia como lo que es y siempre pretendió ser, una comedia sencilla en la que más de un padre, y más de una hija se podrán sentir identificados. Al fin y al cabo, es muy duro organizar una boda.

7 out of 10 stars (7 / 10)

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II

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