UN MUNDO FELIZ: quítame libertad y dame sexo

Un-mundo-feliz-Generacion-Friki-PORTADA¿Cómo se llega a ese momento en el que le dices a tu colega “léete este libro, es horrible!”? Y es que no hay nada más terrible que ir viendo como un futuro posible se va acercando de manera inexorable, cuando vas comparando cómo Un mundo feliz (1932) va cumpliendo aquello que promete al verlo reflejado en la realidad actual.

Pero si algo tiene Un mundo feliz es que es de esos libros imprescindibles a leer para no caer irónicamente en lo que él mismo predica: la existencia de una sociedad en la que no hay pensamiento libre, ni individualismo, ni inquietudes…. Porque si algo nos está demostrando la sociedad de hoy en día (y que desgraciadamente, y de forma brillante, previó Aldous Huxley) es que al hombre puedes privarle de sus libertades, su historia, su individualidad, ¡hasta de su familia! pero mientras pueda seguir siendo un cotilla, teniendo ocio facilón y mucho sexo, ni se quejará.

#UnMundoFeliz trata todos los temas importantes: soledad, individualismo, educación, religión, ciencia... Clic para tuitear

Así pues, toda la novela se basa en el mito de la caverna de Platón, por la cual los hombres viven una felicidad fingida en una sociedad distópica caracterizada por la ausencia de valores. Una sociedad en la que los humanos han crecido condicionados para creer que “todo el mundo es de todo el mundo” y en la que el hombre tiene valor en cuanto que pertenece a la sociedad. Esta idea de que la sociedad siempre está por encima del individuo, unida al férreo sistema de control gubernamental nos lleva a pensar en una sociedad totalitaria a la vez que comunista. No hay que olvidar aquello de que los extremos se acaban tocando.

“Todo cambio constituye una amenaza para la estabilidad”

Por supuesto, esto no puede funcionar si no hay castas, y en Un mundo feliz esto se realiza por medio de la creación de seres humanos de forma artificial; en tubos de ensayo crías a los Alfas (Betas, Gammas, Deltas, Epsilons) y les das inteligencia y belleza, y a medida que bajas en las castas les vas privando de ésta, a la vez que condicionas a cada uno para que desee lo propio de cada casta mediante la hipnopedia, un lavado de cerebro, una educación a través del sueño. Tal y como afirma El Director, “el secreto de la felicidad está en amar lo que uno tiene que hacer”. Una máxima, por otro lado, preciosa para la vida real, pero que aquí se provoca por medio de la ectogenesia, el condicionamiento neopavloriano y la hipnopedia…lo que ellos llaman una educación científica.

Entre hacer crecer más rápidamente a los individuos, y reducir sus actos a los instintos más primarios, se hace retroceder al ser humano a ser semejantes a los animales. En clara controversia con lo que se supone que intentamos en el mundo real: ser cada vez un poco más civilizados, menos primitivos.

Así es este “Estado Mundial”, este mundo ambientado en el año 2540 D.C, o año 632 D.F . Después de Henry Ford, sí, el creador de las cadenas de montaje y la producción en masa, igual que ahora los seres humanos, creados en masa; para que luego digan que es demasiado confuso el libro.

Pues hay quién dice que el libro no se presenta con mucha claridad; por mi parte me parece natural puesto que, por un lado, no es un libro creado para resultar una lectura fácil, y por otro, esconde tanta simbología y referencias históricas que mostrar más claridad en la exposición tendría como resultado un ensayo, no una novela.

También se ha criticado mucho que los personajes sean bastante planos. Cuando Aldous Huxley diseñó su mundo futurista con su sociedad distópica tuvo que tener en cuenta que los personajes tenían que ir acordes con ello. Si personajes que han perdido su identidad no son planos ¿qué coherencia puedes encontrar en el resto del universo? Personajes como Lenina Crowne y Henry Foster son precisamente lo que se espera de ellos: útiles a la sociedad, totalmente condicionados y consumidores compulsivos; Bernard Marx es algo menos plano dado que está fuera de ese entorno de felicidad creada, situación creada al ser algo más bajo que la media de Alfas-mas, cosa que le genera vergüenza y disgusto, a la par que rechazo por parte de los que le rodean; y John el Salvaje, que es representado justo en el lado opuesto, dado el papel que representa en la evolución de la novela.

Dame drogas y llévate a Dios

Ni la religión ni Dios son necesarios en un mundo que ha eliminado el dolor por medio de las drogas (concretamente de un narcótico llamado soma, del latín, “dormir”) y un aprendizaje condicionado (en el que tener sexo regular y con todo quisqui no sólo es saludable, sino obligatorio). Cuando hay paz física, no se necesita a Dios.

Este punto es verdaderamente importante y Aldous Huxley nos invita con Un mundo feliz a reflexionar acerca de la peligrosidad y tristeza que resulta ser parte de una sociedad que no valora nada de lo que tiene, que no ha tenido jamás deseos porque aquello que quiere, lo toma. No hay periodo de “lucha” entre sentir un deseo y satisfacerlo.

Todo ello degenera en que los valores que hoy en día consideramos como tales, allí son pecados horribles. La estabilidad se crea a través de la promiscuidad, la heterodoxia amenaza a la sociedad, las emociones y los pensamientos individuales sólo conllevan al dolor, y éste es necesario suprimirlo en pro de la estabilidad y la felicidad concebida como la obtención de la gratificación inmediata. Es por ello que Bernard le dice a Lenina una de las frases claves del libro: “adultos intelectualmente y en el trabajo, y niños en lo que se refiere a los sentimientos y los deseos […] y por eso nos acostamos juntos ayer, como niños, en lugar de obrar como adultos, y esperar“.

Hay mucha grandeza encerrada en Un mundo feliz a la par que tragedia. Espero que lo segundo no os impida, ya no disfrutar de lo primero, sino simplemente animaros a leer este libro. Posiblemente, si seáis personas con inquietudes sociales, culturales y políticas queráis, no sólo filosofar sobre todo lo que ofrece esta novela, sino reflexionar sobre qué podríais cambiar en vuestro entorno en pro de que las libertades no sean mermadas, la dignidad del ser humano siga siendo tal y no lleguemos a ese mundo que quizás no es tan utópico como podríamos pensar en el que tengamos que decirle a los jefes del mundo: por favor, decidir por nosotros porque nosotros no somos capaces de tomar buenas decisiones. Preferimos paz a libertad.

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Un mundo feliz

9

NOTA

9.0/10

Destaca en:

  • Su visión del mundo distópico
  • Las reflexiones, que son universales
  • El ritmo fluido de la lectura

Podría mejorar:

  • No desarrolla demasiado el mundo en el que viven

About Susana "Damarela" Rossignoli

Susana Damarela es fundadora de Generación Friki. Gran apasionada de la lectura y el cine, puede leer un libro cada día de la semana sin despeinarse. También le encanta el deporte, el rock, las juergas y el kalimotxo. Sus juegos favoritos son el Tetris y el Starcraft II

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