MIDORI ÉCHAME UNA MANO: mejorando tu relación con tu mano derecha

Midori no hibi o como se conoció en España Midori échame una mano (2002) es un manga de ocho volúmenes en el que cualquier cosa surrealista puede suceder si partes del hecho de que tu mano derecha se ha convertido en una chica, la cual no tiene el menor deseo de apartarse de tí…porque está locamente enamorada.

¿Os lo habéis imaginado? No, hombres, chicos, varones en general. Imaginaros que vuestra mano derecha no existe y en su lugar hay una persona de carne y hueso. Embarazoso no, lo siguiente. Pues esto es lo que le pasa a Seiji “Perro Salvaje” Sawamura, un chaval de instituto que en sus 17 años de existencia no se ha comido ni un rosco y sólo desea tener una novia. Pero claro, el mejor luchador de la ciudad no puede confesar esos deseos tan inocentes y su cara de cabreo constante y sus aires de macarra alejan a cualquier fémina…excepto a Midori. La callada y dulce Midori conoce el corazoncito amable y sensible de Sawamura pero se limita a mirarle de lejos. Su deseo de cambiar y confesar su amor es tan grande que su cuerpo real permanece en coma mientras su lado más alegre, espontáneo y abierto ocupa súbitamente el lugar de la mano derecha de Sawamura.

Midori échame una manono es sólo una alocada y divertida historia con todas las segundas intenciones que podemos interpretar del título. Para aquellos que estamos acostumbrados a leer manga, muchas veces títulos como el que hoy reseñamos nos ofrecen algo más que un rato entretenido leyendo una comedia con algo de ecchi. Es la historia de un chico solitario con ganas de mostrar que esconde algo más que lo que los demás ven, y la de una chica tímida que arde en deseos, no sólo de vencer su poquedad, sino sus miedos en general.

La indecisión de Seiji a mostrar sus sentimientos, y las dudas de Midori a vencer sus miedos es lo que les mantiene en ese estado. Seguramente muchos de nosotros nos hemos encontrado en una situación parecida (no, sin marioneta humana en el brazo, me refiero a encrucijadas) y hemos elegido el camino fácil sólo porque es cómodo. Esa comodidad que rodea a los protagonistas es la que les impide avanzar y, por lo tanto, su felicidad no es real, no es verdadera. Así pues, Kazurou Inoue nos da una lección de vida a través de un manga cómico en esa mezcla tan maravillosa que resulta de juntar el entretenimiento con las moralejas que tan bien se expresaba en mangas como Fruits Basket.

Aquel que no ha recibido amor, no reconoce el amor cuando se le presenta.

Otra de las lecciones que nos da Midori no hibi entre chiste y chiste es que muchas veces aquello que creemos que es molesto, en realidad nos está beneficiando. Sawamura, debido a su poca relación con las mujeres, no sabe tratarlas y continuamente mete la pata al no entender los sentimientos de ellas (ni siquiera cuando se le declaran) y se muestra brusco y violento. Su lado gentil y protector no sale a relucir para los demás hasta que ese engorro de Midori no llega para alojarse en su mano, como si de su conciencia se tratara.

Algunos se echarán atrás a la hora de leerlo (y no porque prefieran el anime, de 13 capítulos y con algunas variaciones) sino porque su dibujo es muy sencillo, del estilo de los 90 y con muchas reminiscencias shojo (aunque sea un shonen). Puede que sea bastante genérico, pero eso no quiere decir que no vayáis a disfrutar de la limpieza del dibujo o del correcto uso de las tramas o de las divertidas expresiones que veremos en los personajes. Yo os animo a sumergiros en ese torbellino de aventuras que representa Midori échame una mano con ánimo de hacer las dos lecturas (la relajada y la sesuda) a la vez. Al fin y al cabo, no cabe duda de que este manga es, cuanto menos, sencillamente divertido, agradable de ver y, aunque cueste creerlo con ese argumento, para todos los públicos.

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